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La Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública (FADSP) pide que los centros de salud urbanos mantengan la atención básica hasta las 10 de la noche, con el objetivo de favorecer la atención continua y longitudinal de sus pacientes, según destaca en un informe presentado ayer en Madrid.

 

Esta medida se enmarca en la reforma propuesta por esta entidad para la Atención Primaria del Sistema Nacional de Salud, de cara a dotar a los equipos de "mayor capacidad resolutiva" y, en este caso, conllevaría un ajuste de las plantillas adecuado a cada zona, un mejor acceso a los medios diagnósticos "en las mismas condiciones que las de los médicos hospitalarios" y con una actitud disuasoria a la utilización de las urgencias hospitalarias.

 

A juicio de la Federación, actualmente ha descendido el umbral de tolerancia ante la enfermedad, "no se soporta el sufrimiento y se busca el alivio en los servicios profesionales", lo que conlleva una saturación de los servicios sanitarios -tanto los ordinarios como los de urgencias- y los dispositivos de emergencia móviles, que "se ven instados a atender patologías menores y subsidiarias de ser abordadas en el centro de salud".

 

Para evitar esto, la FADSP aboga por vincular orgánicamente las plantillas de refuerzo a los equipos de Atención Primaria con reparto de las cargas de trabajo y con implicación de todos los profesionales en la atención continuada, así como mejorar las condiciones de trabajo y las retribuciones del personal de refuerzo y favorecer su incorporación paulatina a los equipos conforme acumulan años de trabajo.

 

Otra medida sería la de mejorar los sistemas de información, tanto el registro en la historia clínica del paciente de su paso por los servicios asistenciales, la interconexión informática de esos registros o grabación en la tarjeta sanitaria, la información discrecional a los pacientes y a su médico de Atención Primaria de sus visitas a urgencias y a atención continuada, con diagnósticos y procedimientos realizados.   

 

Asimismo, exige a los gestores sanitarios y políticos que moderen sus discursos cuando se refieran a la utilización de servicios asistenciales y "promuevan un uso eficiente en lugar de una utilización indiscriminada, evitando fomentar la fascinación por la atención espectacular, y apostando por la más eficaz y la más cercana al paciente, porque no siempre más atención y mas sofisticada es mejor salud".