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HEPATOLOGÍA

Hepatitis C en un 30% de los reclusos españoles

JANO.es y agencias · 08 octubre 2007

La Subdirección General de Sanidad Penitenciaria señala, sin embargo, que la proporción de personas infectadas está "en constante disminución"

Partiendo del principio de que curar es entender que se está involucrado en la ayuda al otro como una persona, más que como un científico, el autor nos habla de la curación como un ejercicio que tiene que ver con la autorresponsabilidad y capacitación.

Hay un cuento de un anciano llamado Izy que sueña que a un lado de un río, y debajo de un cierto puente de la ciudad de Praga, se hallaba un frondoso árbol, y si cavaba un pozo allí, sacaría un tesoro que le traería bienestar y tranquilidad para toda la vida. Así que hizo un largo viaje y buscó ese lugar hasta encontrarlo. Pero ese puente era custodiado por un soldado que sospechó de él. El viejo le contó su sueño y el soldado se echó a reír. "¡Qué estupidez!", le dijo, "Yo sueño desde hace años que hay un tesoro guardado debajo de la cocina de un viejo llamado Izy". El viejo regresó a su casa y halló su tesoro.

El tratamiento no es más que una herramienta para poder cavar en el lugar correcto y desenterrar el tesoro escondido. El terapeuta no es más que aquel soldado del cuento que, a su modo, te dice una y otra vez dónde debes buscar y repite incansablemente que es estúpido buscar fuera.

Se viene repitiendo que la medicina de familia debe ser resolutiva: debe resolver más del 90% de los problemas de salud. Los representantes políticos definen el concepto de "resolutividad" en el sentido de no requerir traslado a otro servicio. Y para ello se diseñan innumerables guías clínicas. Pero, la preocupación por mejorar la capacidad resolutiva no debería de ser de tipo cuantitativo sino cualitativo.

En nuestra práctica real, sin embargo, no "curamos" las enfermedades crónicas como HTA, diabetes, EPOC..., ni las mentales, ni resolvemos que el paciente vuelva a los pocos días y nuevamente regrese y regrese..., a pesar de que creíamos que le "habíamos curado". ¿Pero, entonces, para qué servimos?

Habría que redefinir los conceptos de "salud" y "enfermedad" para verlos no ya en los términos de una norma rígidamente definida, sino en términos de la capacidad del organismo para crear una nueva organización y un nuevo orden. Estar enfermo es hallarse en un callejón sin salida, en un escenario bloqueado, un túnel en el que no se ve la luz. Estar enfermo es no encontrar nada que te permita mirar hacia el futuro con esperanza. "Curar" es desbloquear esa situación; atisbar nuevos escenarios. Una persona saludable no es la que está libre de problemas sino la que está capacitada para afrontarlos.

El elemento crucial del diagnóstico y tratamiento del médico de familia es identificar la experiencia relacional del paciente y considerarla globalmente --en lugar de intervenir individualmente para que el paciente se ajuste a un contexto o cambie su comportamiento-- analizándola y ayudando al paciente a analizarla, considerando conjuntamente los modos de intervención --su participación relacional y contextual-- a la luz de este análisis.

La curación es un concepto "relacional", de ajuste o cambio de la matriz de relaciones o conexiones. Curar es entender que se está involucrado en la ayuda al otro como una persona, más que como un científico, involucrado junto a esa persona, "en la oscuridad".

La cura no es tanto favorecer un proyecto de ajuste entre el paciente y su contexto, sino restaurar o reforzar la habilidad del paciente para afrontar por sí mismo sus problemas, o para decidir cómo actuar en esa situación aquí y ahora. La cura o resolución de la enfermedad significa algo más que lograr una homeostasis del sistema: el paciente y el médico trabajan cooperativamente como personas. El papel del médico no es intentar ajustar el sistema contextual del paciente o llevarle a algún estándar de salud --física o mental--, sino ayudarle a que aprenda cómo hacerlo o dejar de hacerlo en el futuro. El concepto central en la intervención terapéutica es la identidad personal en su contexto.

Curar tiene que ver con la autorresponsabilidad y capacitación. La autorresponsabilidad del propio paciente en su recuperación podría relacionarse con aumento de la inmunidad. Cada persona debe aceptar en cierta medida la responsabilidad de su propia recuperación de la enfermedad o incapacidad. Hay mecanismos naturales de recuperación de la enfermedad --"vis medicatrix naturae"--. La respuesta del organismo a la enfermedad es más que homeostasis. Su resultado es lograr cambios que hagan que el organismo esté mejor adaptado para retos futuros --la inmunidad tras una infección, el desarrollo compensatorio de otros sentidos que llegan a ser parte de su nueva personalidad en personas que presentan déficits en uno de ellos, como por ejemplo los ciegos.

Los resultados con éxito no son las curaciones, sino funcionar personal y socialmente en la vida hasta el grado que permita la enfermedad. Hay siempre un margen dentro del cual la vida puede vivirse con sentido y con disfrute a pesar de la enfermedad.

"Los médicos de familia curamos cuando aumentamos la autonomía de los pacientes, la equidad y racionalidad; cuando desbloqueamos situaciones; cuando no estamos ajenos a su miedo y comprendemos lo que significa un ser humano."

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