OBSTETRICIA

Insuficiente control de la diabetes gestacional

JANO.es y agencias · 05 junio 2008

Un estudio español muestra que el 35% de las embarazadas con niveles elevados de glucosa no sigue los protocolos de prevención de la diabetes

Todo comenzó a mediados del siglo pasado cuando un intrépido monje, el padre Bonaventura Ubach, decidió adquirir objetos modernos y antiguos que sirvieran como ejemplo para ilustrar la Biblia de Montserrat.

Relacionar la montaña de Montserrat con la imagen venerada de la “Moreneta”, patrona de Cataluña, es lo normal. Como también lo es relacionar ese mismo macizo rocoso con sus sinuosas formas que le dan un halo de misterio y una singularidad única en el mundo. Pero lo que muy poca gente vincula con Montserrat es como uno de los lugares que alberga una de las mayores colecciones de antigüedades egipcias de Catalunya.

Todo comenzó a mediados del siglo pasado cuando un intrépido monje, el padre Bonaventura Ubach, decidió adquirir objetos modernos y antiguos que sirvieran como ejemplo para ilustrar la Biblia de Montserrat. Con ello, además, sentó las bases de la primera escuela sólida del orientalismo antiguo en Catalunya.

En un principio, puede parecer extraño que una colección de este tipo se haya formado a la sombra de un monasterio benedictino, pero en realidad no lo es tanto si pensamos que tanto la egiptología como la asiriología nacieron como ciencias auxiliares de la Biblia, y fue precisamente este punto el que llevó al padre Ubach a intentar dar una visión gráfica que permitiese profundizar en el estudio y conocimiento de la Biblia.

Los objetos que componen la colección corresponden en su mayoría a adquisiciones efectuadas durante el primer cuarto del pasado siglo XX. Esta colección nos da una idea bastante aproximada de la civilización de los antiguos egipcios, ofreciéndonos la posibilidad de entrever los misterios de la vida y la muerte que regían las acciones y rituales de la sociedad egipcia.

La creación del museo 
El estudio de los textos bíblicos ha sido una constante en Montserrat desde siempre. Entre los siglos XV y XVIII existió una auténtica escuela bíblica en el monasterio, solamente interrumpida por la destrucción de éste durante la invasión napoleónica, a mediados del siglo XIX. Esta actividad se reemprendió de inmediato una vez se pudo reconstruir el monasterio, y durante los inicios del siglo XX comenzaron ya a destacar algunos monjes, entre ellos el P. Bonaventura Ubach.

Nacido en Barcelona en 1879, Ubach fue nombrado profesor en Montserrat de sagrada escritura, hebreo y griego en 1902. Posteriormente, en 1906, es nombrado por Roma profesor del Seminario Siríaco de Jerusalén. Es durante esta estancia en Oriente cuando siente la necesidad de dar una interpretación de los textos bíblicos no sólo alegórica, sino también literal y en consecuencia percibe de forma clara la obligación de conocer la geografía, la historia, las lenguas, la cultura y las personas del Oriente Próximo.

Durante esta primera estancia viajó por Palestina, Jordania y Líbano. Recorrió buena parte de Egipto y llegó hasta el Sinaí. Durante estos viajes comienza a recoger, comprar y reunir piezas arqueológicas de todo tipo y de todas las épocas, así como muestras de fauna, flora y diversos objetos etnográficos. Todo ese material fue enviado a Montserrat, y cuando en 1910, el P. Ubach regresa al monasterio ya tenía decidido crear un museo del Oriente Bíblico. A tal efecto se le adjudicó una pequeña sala de 43 metros cuadrados, siendo este reducido espacio el humilde inicio del museo.

Posteriormente, y tras varias ampliaciones, se alcanzaron los 232 metros cuadrados actuales, todo ello aprovechando que iban llegando más objetos procedentes de las adquisiciones que realizó el P. Ubach durante los más de 27 años que permaneció en Jerusalén. Finalmente, regresó a Montserrat en 1951 en donde pasó los últimos años de su vida, trabajando infatigablemente, hasta el momento de su muerte en 1960.

El Museo del Oriente Bíblico, núcleo primitivo del actual, es conocido hoy como “Museo Arqueológico del Oriente Bíblico” y está formado por las cuatro secciones o colecciones que el P. Ubach entendió como integrantes de ese Oriente: Mesopotamia, Egipto, Chipre y Tierra Santa.

El libro
Una completa selección de piezas del fondo egipcio en posesión del monasterio de Montserrat constituye el objeto central del libro La colección egipcia del Museo de Montserrat, recientemente publicado. La iniciativa para realizar esta obra ha sido totalmente privada y nació de la casualidad. Algo tan sencillo como pedir un libro al acabar una visita al museo y comprobar que éste no existía. Ahí nació la idea.

Para su elaboración se ha contado con la participación de la Sociedad Catalana de Egiptología, asociación creada en 1988 en la ciudad de Barcelona y que actualmente cuenta entre sus actividades la de una concesión de excavación en Oxirrinco (Egipto Medio).

La mayoría de autores que firman los textos son miembros de dicha asociación y todos ellos grandes expertos en la materia sobre la que escriben. La participación de la Sociedad Catalana de Egiptología confiere al libro un rigor científico difícilmente cuestionable.

La obra está dividida en tres bloques. El primero incluye textos introductorios como son la presentación y el prólogo. El segundo bloque lo forman cinco artículos sobre temática general, donde diferentes autores escriben sobre historia, religión, lengua, arte y la vida cotidiana en el antiguo Egipto.

El último bloque es el destinado a la descripción de los materiales de la colección. En él se agrupan las piezas por áreas más o menos temáticas. Cada grupo consta de una pequeña introducción y a continuación la descripción de las piezas individualizadas. Los distintos apartados abordan la prehistoria, época predinástica, collares, recipientes y potes de cerámica, adornos y cosméticos, instrumentos quirúrgicos, escultura, panteón egipcio, amuletos, escarabeos, conos funerarios, modelos funerarios, estatuillas funerarias, sarcófagos y momias, máscaras funerarias, vasos canopos, fauna momificada y materiales del Egipto posfaraónico que comprende las terracotas, papiros y tejidos coptos.

Este libro constituye una primicia, ya que se trata de la primera obra que aborda la colección egipcia de Montserrat de manera global. Además representa también un hito importante dentro de la egiptología de nuestro país al ser este libro el único monográfico existente de una colección egipcia pública. Algo que ni siquiera los grandes museos estatales han sido capaces de realizar hasta la fecha.

Esta colección nos da una idea bastante aproximada de la civilización de los antiguos egipcios, ofreciéndonos la posibilidad de entrever los misterios de la vida y la muerte que regían las acciones y rituales de la sociedad egipcia.

La colección egipcia 
La colección egipcia la forman piezas de diversas épocas, que abarcan prácticamente la totalidad de dinastías del Antiguo Egipto, desde el Imperio Antiguo hasta la época helenística y romana. También incluye un interesante legado copto (los cristianos egipcios).

Actualmente el número de piezas que forman el fondo egiptológico es de casi un millar, de las cuales, aproximadamente, una tercera parte se encuentra expuesta al publico. El resto permanece en lo que constituyó el antiguo emplazamiento del museo y hoy por hoy solamente es visitable fuera del circuito habitual. La cifra dada se refiere a piezas arqueológicas, y no se tienen en cuenta ni la fauna disecada ni los objetos etnográficos.

Si seguimos un cierto orden cronológico, el primer apartado de la colección lo constituirían los objetos considerados predinásticos y del Imperio Antiguo. De entre ellos cabe destacar las puntas de flecha de sílex y las cerámicas de época Nagada y Tinita, respectivamente.

La pieza más destacable del Imperio Medio corresponde al que está considerado el sarcófago más antiguo de los que se conservan en los museos de Cataluña y Baleares. Se trata de un personaje llamado Nebet-itef, que vivió entre las dinastías IX-X (2160 - 2040 a.C.).

Del Imperio Nuevo hay un fragmento de una pequeña estatua que contiene el cartucho del faraón Akenatón (dinastía XVIII) y una buena muestra de los llamados conos funerarios.

Los materiales más numerosos corresponden a la Baja Época: amuletos, máscaras funerarias, varias momias de animales, terracotas, papiros, etc. También sobresalen tres sarcófagos correspondientes a Nubaset, Padiherpajered y Naisenetniut; estos dos últimos posiblemente fueron pareja y son fruto de una reciente donación.

Pero, sin duda alguna, el objeto que más destaca corresponde a la momia humana de un personaje adulto cuya identidad se desconoce. Sobre este individuo se realizaron tanto en 1969 como en 1976 sendos estudios radiológicos para determinar sus características y las posibles causas de fallecimiento.

Desde el punto de vista de la medicina, también hay que mencionar la colección de objetos cortantes de bronce, tipo bisturís, utilizados posiblemente para practicar todo tipo de incisiones con precisión. En otro grupo de objetos similares encontramos un separador de fístulas, así como un pequeño grupo de morteros cuya finalidad posiblemente fuera la cosmética, pero sin descartar alguna otra utilidad de tipo médico. Todos estos objetos médicos son de época tardía, probablemente ptolemaica.