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CARDIOLOGÍA

La contaminación, y más aún las temperaturas extremas, aumentan en riesgo de infarto

JANO.es · 13 noviembre 2009

Los días calurosos incrementan el riesgo de infarto con independencia de la localización geográfica

De acuerdo con los resultados de un estudio llevado a cabo por investigadores de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres (Reino Unido) y publicado en el último número de la revista Heart (2009;95:1746-1759), las temperaturas extremas y la contaminación del aire incrementan el riesgo de sufrir un infarto. Así, como explica el Dr. Krishnan Bhaskaran, director de la investigación, “los días en los que el aire está más sucio y la temperatura es inusualmente alta o baja, los efectos pueden ser especialmente dañinos porque la temperatura y la contaminación afectan al organismo de distintas maneras”.
 
La literatura recoge numerosas evidencias en las que observa que las variaciones de la temperatura se asocian con un el aumento de la mortalidad por cualquier causa, incluida la enfermedad coronaria. Sin embargo, el análisis de los infartos, y no sólo de las muertes por enfermedad coronaria, permiten la obtención de una imagen más precisa de los riesgos para la salud de esas variaciones térmicas y de la contaminación del aire. De la misma manera, también posibilitarían la obtención de indicios que expliquen por qué causan ataques al corazón en la población de alto riesgo.
 
En dos estudios, el equipo revisó 19 investigaciones sobre temperatura e infarto y 26 sobre contaminación ambiental y ataques cardíacos.
 
En los 12 estudios sobre la temperatura que incluyeron datos del invierno, 8 constataron la relación existente entre el frío y el incremento del riesgo de infarto. De la misma manera, 7 de los 13 estudios sobre los efectos de las temperaturas cálidas hallaron un aumento del riesgo de infarto asociado con el calor.
 
Las temperaturas frías afectaron más el riesgo de infarto en las zonas cálidas, lo que para el equipo de Dr. Bhaskaran sugiere que las personas que viven en zonas más frías se adaptarían mejor a las variaciones térmicas. Por el contrario, los días calurosos elevaron el riesgo de infarto con independencia de la localización geográfica, ya sea en Suecia o en Brasil.
 
Como indica el Dr. Bhaskaran, “si bien se necesitan más estudios al respecto, consideramos que nuestros resultados son lo suficientemente consistentes como para sugerir que esos efectos son reales”.
 
Por su parte, la evidencia de los estudios sobre contaminación no fue tan clara, concluyen los autores, que sugieren que el riesgo de infarto aumentaría según los niveles de distintas sustancias contaminantes. Es más; como señala el Dr. Bhaskaran, “no habría un nivel seguro de contaminación del aire en el que no se observó riesgo de ataque cardíaco. Así, los resultados sugieren que una mayor reducción de los límites (de los niveles permitidos de contaminación ambiental) bajaría mucho más la carga de salud asociada con la contaminación, que es una consecuencia deseada”.
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