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La COVID persistente se relaciona con enfermedad duradera de las vías respiratorias

Eurekalert · 21 marzo 2022

La enfermedad de las vías respiratorias pequeñas en los pulmones es un efecto potencialmente duradero de la COVID-19, según un nuevo estudio publicado en Radiology, cuyos autores han descubierto que esta enfermedad se producía independientemente de la gravedad inicial de la infección. Se desconocen las consecuencias a largo plazo, añaden los investigadores.

El autor principal del estudio, Alejandro P. Comellas, de la Universidad de Iowa (Estados Unidos), afirma que "se produce cierta enfermedad en las vías respiratorias pequeñas, independientemente de la gravedad de la COVID-19. Tenemos que investigar más para ver si es transitoria o más permanente", añade.

Los primeros datos indican que más de la mitad de los adultos que sobreviven a la infección por el SARS-CoV-2 experimentan secuelas postagudas de COVID-19, lo que se conoce como COVID persistente. Casi el 30 por ciento de los pacientes que la padecen, incluidos los que experimentaron una infección leve, presentan síntomas respiratorios, como tos y disnea.

El estudio surgió a partir de las observaciones de que muchos pacientes con una infección inicial por el SARS-CoV-2 que fueron hospitalizados o tratados de forma ambulatoria mostraron más tarde signos de enfermedad pulmonar crónica, como dificultad para respirar y otros síntomas respiratorios.

Comellas y colegas pusieron en marcha un protocolo para realizar una TAC inspiratoria y espiratoria en estos pacientes. La TAC inspiratoria, realizada después de que los pacientes inhalen, es la técnica de imagen estándar para ver el tejido pulmonar, pero las exploraciones espiratorias posteriores a la exhalación son necesarias para evaluar el atrapamiento aéreo, una condición en la que las personas no son capaces de vaciar sus pulmones cuando exhalan. El atrapamiento aéreo se da en muchas enfermedades obstructivas de las vías respiratorias, como el asma y la EPOC.

Para el estudio, los investigadores compararon los resultados de la TAC en personas que tenían COVID-19 y síntomas persistentes con los de un grupo control sano. Inscribieron a 100 adultos con COVID-19 confirmada que habían permanecido sintomáticos más de 30 días después del diagnóstico, junto con 106 participantes sanos.

Los 100 supervivientes de la COVID-19, con una media de edad de 48 años, incluían a 67 que fueron clasificados como ambulatorios, 17 que fueron hospitalizados y 16 que requirieron atención en la unidad de cuidados intensivos (UCI) durante la infección aguda.

Los investigadores detectaron atrapamiento aéreo en las imágenes de TAC torácica espiratoria en el grupo de COVID-19. El porcentaje medio del pulmón total afectado por el atrapamiento aéreo osciló entre algo más del 25 por ciento en el grupo ambulatorio y casi el 35 por ciento en el grupo hospitalizado, en comparación con solo el 7,2 por ciento en los controles sanos. El atrapamiento aéreo persistía en 8 de los 9 participantes que se sometieron a una prueba de imagen más de 200 días después del diagnóstico.

Estos resultados muestran una alta prevalencia de atrapamiento aéreo de larga duración, independientemente de la gravedad inicial de la infección.

El análisis cuantitativo de las imágenes de TAC torácicas espiratorias, realizado con la ayuda de un sofisticado tipo de inteligencia artificial conocido como aprendizaje automático supervisado, mostró evidencias de enfermedad de las vías respiratorias pequeñas.

Aunque la enfermedad de las vías respiratorias pequeñas no se conoce del todo, los datos sugieren que puede estar relacionada con la inflamación o la remodelación de las vías respiratorias pequeñas que impide que el aire pueda ser exhalado de los pulmones.

"Por primera vez, estamos describiendo la enfermedad de las vías respiratorias pequeñas en esta población de pacientes de COVID-19 con síntomas persistentes -resalta Comellas-. Algo está ocurriendo en las vías respiratorias distales relacionado con la inflamación o la fibrosis que nos está dando una señal de atrapamiento aéreo".

La mediana del tiempo transcurrido desde el diagnóstico hasta la realización de la TAC torácica fue de aproximadamente 75 días. Los investigadores señalaron que la persistencia de las anomalías respiratorias en este periodo de tiempo suscita la preocupación por la remodelación permanente de las vías respiratorias y la fibrosis tras la infección por SARS-CoV-2.

Comellas y colegas tienen la intención de hacer un seguimiento de los pacientes en el registro del estudio y ver cuántos mejoran y se recuperan y cuántos permanecen con hallazgos anormales.

"Si una parte de los pacientes sigue teniendo una enfermedad de las vías respiratorias pequeñas, debemos pensar en los mecanismos que hay detrás -señala-. Podría ser algo relacionado con la inflamación que es reversible, o puede ser algo relacionado con una cicatriz que es irreversible, y entonces tenemos que buscar formas de prevenir una mayor progresión de la enfermedad".

Referencia: Radiology. 2022 Mar 15. doi: 10.1148/radiol.212170

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