OBESIDAD
JANO.es · 03 julio 2009
La SEEDO califica un error peligroso dejar su tratamiento a profesionales de la salud sin titulación
La Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO) ha advertido hoy del “error potencialmente peligroso" que supone que la población con obesidad confíe el tratamiento de su problema a personas que, aún siendo profesionales de la salud, carecen de la titulación de Medicina y por tanto, “de los conocimientos suficientes para diagnosticar, prescribir un tratamiento y hacer, con garantías, el seguimiento evolutivo del mismo”.
Por ello, y en respuesta a “la proliferación de anuncios engañosos dirigidos a la población general”, la SEEDO advierte de que “banalizar el problema de la obesidad o el intentar resolverla con el empleo aislado de medidas como los fármacos, la cirugía o el balón intragástrico, como promocionan algunas campañas publicitarias, además de ineficaz, puede originar peligrosos efectos adversos”.
Y es que no debe olvidarse que la obesidad es una enfermedad, tal y como ha sido reconocida por la Organización Mundial de la Salud (OMS), así como también “un factor de riesgo que favorece la aparición de muchas otras enfermedades crónicas, como la diabetes mellitus, la hipertensión arterial o las enfermedades cardiovasculares, predisponiendo incluso al desarrollo de ciertos cánceres”.
“Estas circunstancias confieren a esta enfermedad una especial gravedad que, además de deteriorar la calidad de vida, multiplica por dos o por tres el riesgo de muerte en comparación con el de las personas no obesas”, razón por lo que la obesidad “debe ser evaluada y su tratamiento controlado por un médico de atención primaria, internista o endocrinólogo”.
El abordaje de esta enfermedad incluye múltiples aspectos, como recomendaciones dietéticas, modificación de hábitos de vida, ejercicio físico, medicamentos e incluso procesos quirúrgicos. Además, se deben diagnosticar, vigilar y tratar todas las complicaciones asociadas a la obesidad, como la diabetes, la hipertensión arterial o la enfermedad coronaria, entre otras. “La aplicación rigurosa de estas actuaciones, así como la indicación de los diferentes tipos de terapias, la valoración de los posibles efectos secundarios y la supervisión global del tratamiento corresponde exclusivamente al médico”, concluye en su comunicado la SEEDO.