CARDIOLOGÍA
JANO.es · 25 marzo 2009
Además de los IMC inferiores a 18,5 kg/m2 y superiores a 40, el sexo femenino también es un factor de riesgo
De acuerdo con las conclusiones de un estudio llevado a cabo por investigadores del King’s College Hospital londinense (Reino Unido) y publicado en la revista American Journal of Cardiology (2009;103:507-511), los pacientes con un índice de masa corporal (IMC) fuera de los rangos normales presentan un riesgo mayor y significativo de hemorragia y muerte tras una intervención coronaria percutánea (PCI).
Si bien la literatura recoge numerosas evidencias que muestran que la obesidad es un factor de riesgo para el desarrollo de cardiopatía, algunos estudios han sugerido que, paradójicamente, la obesidad moderada puede mejorar los resultados de la PCI. Por el contrario, la investigación ha generalmente constatado que los IMC más bajos se asocian con peores resultados.
En consecuencia, y con objeto de analizar la relación entre IMC y PCI, el equipo de investigadores dirigido por el Dr. Jonathan Byrne analizó los datos de 38.346 pacientes sometidos a PCI e incluidos en el Registro Cardíaco de la Columbia Británica.
La mortalidad se incrementó tanto en los grupos con los IMC más bajos y elevados. Un efecto que, sobre todo, resultó especialmente significativo en los individuos con muy bajo peso (IMC < 18,5) o con obesidad mórbida (IMC > 40). Asimismo, el sexo femenino también se identificó como un factor para el sangrado –así como el acceso femoral.
Como concluyen los autores, “aunque las razones exactas para la distribución bimodal para el IMC y sangrado permanecen desconocidas, puede postularse que la comorbilidad conlleva al sangrado y muerte en el grupo de bajo peso, mientras que en el caso de los muy obesos se debe al incremento de la masa corporal”.