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ATENCIÓN PRIMARIA

Médicos de familia piden guías clínicas sobre enfermedad celíaca

JANO.es y agencias · 05 octubre 2007

El problema que supone el manejo de estos afectados se abordó en el marco del XXIX Congreso Nacional de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN)

El autor de este artículo afirma que toda prohibición, en particular si va acompañada de una sanción laboral, como va a suceder en breve en la OMS con el tabaco, ha de ir asociada a medios proporcionados de ayuda al fumador.

Dos noticias recientes que proceden de la OMS han recibido muy desigual atención en los medios informativos y, por consiguiente, en el público en general. Hace unas semanas, y por primera vez en la historia, unos 500 funcionarios de la sede de la OMS en Ginebra realizaron un paro laboral de una hora de duración para protestar de la degradación, lenta pero continuada, de sus condiciones de trabajo, y en particular del aumento de los contratos temporales. Éstos pueden ser objeto de renovaciones sucesivas, pero sin rebasar en total un período de 4 años. En la sede de la OMS, el 60% de los contratos son de este tipo.

Parece que tal noticia tendría que haber sido objeto de atención y comentarios, pero de hecho éstos se han volcado en el anuncio, casi simultáneo, de que la OMS no contratará en adelante a fumadores. El 7 de abril de 1986, una circular interna ya anunció que nadie podría fumar en los locales de la sede de la OMS ni en sus oficinas regionales. Se crearon "fumaderos", que en la actualidad han desaparecido, y el funcionario fumador, cada vez más escaso, se vio obligado a aplacar su "vicio" en el exterior del edificio, escondiéndose lo más posible. 

Sin entrar en el debate que trata de esclarecer si la prohibición de contratar a fumadores es o no una violación de los criterios de no discriminación establecidos en el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, hay que destacar que una medida de este calibre habría sido imposible hace sólo una veintena de años y que, sin duda, abre un camino, tal vez sembrado de incertidumbres, hacia la intromisión del empleador en la vida privada del empleado. Dentro de esta trayectoria, podría suceder que en 10 o 15 años más los obesos, los utilizadores crónicos de antidepresivos o las personas escasamente aficionadas al ejercicio físico se encontraran cerradas las puertas de un buen número de empresas.

No faltan quienes se preguntan si medidas tan draconianas como la adoptada por la OMS son realmente beneficiosas para la causa de la salud mundial. Por haber participado desde hace largo tiempo en numerosas actividades antitabáquicas, creo estar en condiciones de afirmar que toda prohibición, en particular si se acompaña de una sanción laboral, como va a suceder en breve en la OMS, ha de asociarse a medios proporcionados de ayuda al fumador. En particular, tiene que cesar la actitud hipócrita de los Estados que, por una parte, luchan contra el tabaquismo y, por otra, obtienen pingües ingresos de los impuestos que gravan el tabaco.

No es el tabaco el único producto objeto de la acción política de doble rasero. Cada día salen miles de automóviles de las cadenas de montaje de los países más industrializados. Todos tienen la posibilidad de alcanzar velocidades severamente castigadas en las carreteras, autovías y autopistas de la mayor parte de los países de cultura occidental. Dado que las frecuentes retenciones, atascos y otras incidencias sólo permiten que los vehículos avancen a la velocidad de un carro de mulas, ¿para qué permitir que la mayor parte pueda alcanzar casi la velocidad de un Ferrari?

No es sorprendente que una encuesta tras otra muestre en los países en que esos estudios son fiables que el ciudadano de a pie estima hallarse mal gobernado y considera que sus preocupaciones cotidianas encuentran escaso eco en los niveles de sus autoridades. Las recientes advertencias sobre la posible pandemia de gripe aviaria, procedentes ante todo de la OMS, son una clara demostración de ese desfase.

¿Para qué advertir reiteradamente al ciudadano del riesgo de una pandemia de gripe aviaria si individualmente no dispone de ningún instrumento eficaz para afrontarla? Entre los muchos elementos de la campaña de pánico desencadenada, es muy llamativa la constante alusión a la "gripe española" de 1918, que en realidad no se originó en España y que además se produjo en condiciones sanitarias --inexistencia de antibióticos, hambruna consecutiva a la primera guerra mundial, sistemas hospitalarios que nada tienen que ver con los actuales...-- absolutamente distintas.

Está de sobra demostrado que los médicos están poco dotados para la profecía. Imaginemos la fama que habría adquirido el epidemiólogo o el especialista en enfermedades infecciosas que hubiera predicho la aparición de la actual epidemia de sida o que hubiera anunciado que la temida enfermedad de Creutzfeldt-Jakob, originada por la encefalitis espongiforme bovina, sólo afectaría a unas decenas de personas en todo el mundo. ¿Sucederá igual con la temida pandemia de gripe aviaria? El tiempo, implacable corrector de toda profecía, nos lo dirá.

“En particular, tiene que cesar la actitud hipócrita de los Estados que, por una parte, luchan contra el tabaquismo y, por otra, obtienen pingües ingresos de los impuestos que gravan el tabaco.”

 

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