SALUD PÚBLICA
Mensaje de la directora general de la OMS
JANO.es · 07 abril 2008
Con motivo de la celebración del Día Mundial de la Salud, dedicado este año al cambio climático, reproducimos el mensaje de la Dra. Margaret Chan
El arte nos suministra, mágicamente, una serie de datos que son trampas, saltos al vacío y, al final de todo, un territorio inexplorado que uno pisa sin dejar huella de sí mismo sino de un otro como escribiera Rimbaud. Hubo un pintor francés, Pacôme, que vivía en el parisino barrio del Marais, dormía sobre sus propios cuadros para que nadie le robase lo poco que poseía (para refugiarse en lo poco que poseía, a saber). Salía a la calle, pintaba y ofrecía sus cuadros a los transeúntes: un pájaro negro con un turbio destino que aceleró su vida, quizá su muerte. Decía que cuando pintaba un cuadro y lo retiraba de la vista, si el cuadro permanecía allí, en su memoria, entonces estaba seguro de que el cuadro era bueno, de que tenía alma. Todo mal cuadro es un epitafio de la realidad, un obituario del hecho artístico. La pintura, la escultura, la literatura, son preguntas, indagaciones lanzadas al aire, al espectador.
Charlie Parker, Bird, ese genial jazzista, es el protagonista de El perseguidor de Julio Cortázar. En uno de sus tan personales y seductores párrafos, el argentino pone en boca de Parker: “Esto ya lo toqué mañana”. El artista es siempre el perseguidor y el perseguido, el buscador de sombras o el oráculo del silencio; si no es eso, es sólo reiteración, amaneramiento. La pintura de Lazcano es un entramado que está abriendo las puertas de un futuro que hay que detenerse a observar cuidadosamente. No se pinta para las pinacotecas, se pinta para el porvenir. Lo contrario no sería el pájaro que vuela sino el que cae abatido en pleno vuelo. Y la pintura está saturada de aves que caen exhaustas en mitad del tránsito. Me permito, como homenaje a Charlie Parker, Bird, una frase improbablemente feliz: “Aquí jazz y después gloria”. Veo en los cuadros de Lazcano esa intensa búsqueda desesperada que emprende cualquier artista genuino: si cierro los ojos y no veo el cuadro, si retiro el cuadro y su alma no sigue estando allí, es que el resultado es malo.
Cierren los ojos y contemplarán las obras de Lazcano como uno recuerda los veranos de la infancia, las películas amadas, la música de nuestras vidas. Siempre en proyecto. Hay pájaros en el Verlaine de Birds in the night y pájaros en Edgar Allan Poe y en Valente y en Octavio Paz, hay aves que son pinceladas en la pintura de Lazcano. No pregunten nunca qué tipo de ave es, adónde se dirige, en qué árbol anida. El pájaro es la pintura. El resto, vacío.