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DIABETES

Niveles de glucosa y comportamiento en niños diabéticos

JANO.es · 09 octubre 2007

En menores con diabetes tipo 1, los niveles elevados de azúcar potencian conductas negativas, como la agresión, la delincuencia y la hiperactividad

Los riesgos de la inactividad física han sido ampliamente establecidos en numerosos estudios epidemiológicos. Sin embargo, los índices de sedentarismo obligan a los profesionales a intervenir en favor de la promoción de la actividad física. 

Los beneficios para la salud de la práctica regular de alguna actividad física y los riesgos de los estilos de vida sedentarios han sido ampliamente establecidos a través de numerosos estudios epidemiológicos en los últimos años. Sin embargo, los índices de sedentarismo están alcanzando niveles francamente preocupantes que obligan a los profesionales sanitarios a intervenir en favor de la promoción de la actividad física. Es fácil asumir que su aportación a la promoción de la salud, fomentando la actividad física, debe estar incluida en su actividad clínica diaria, por lo que probablemente el primer recurso se basará en el consejo médico individualizado.

El consejo médico se ha mostrado eficaz para lograr el abandono de determinados hábitos o estilos de vida perjudiciales para la salud, y el más extensamente conocido es el consejo para el abandono del tabaco.

Sin embargo, la eficacia del consejo médico en la promoción de la actividad física es aún una cuestión controvertida. El U.S. Preventive Services Task Force, que ha revisado exhaustivamente las mejores evidencias acerca de numerosas recomendaciones y prácticas habituales en medicina preventiva, no ha dejado claro en la tercera edición de su guía --Guide to Clinical Preventive Services-- el apoyo al consejo habitual a los pacientes en atención primaria sobre la práctica regular de actividad física, concluyendo que la evidencia acerca de la efectividad de este consejo es insuficiente para decantarse claramente en su favor o en su contra --recomendación grado I, evidencias Insuficientes--. Es importante resaltar que no es que se carezca de evidencia en favor de los beneficios de un estilo de vida activo, sino que no se encontró suficiente evidencia en favor de la eficacia del consejo médico para inducir cambios en el comportamiento.

En cambio, el American College of Preventive Medicine, tras una revisión sistemática de riesgos y beneficios, ha hecho pública su recomendación de incorporar el consejo sobre actividad física de forma rutinaria en la consulta médica. Para ello recomienda basarse en el modelo de Prochaska de los estados de cambio, en función de las actitudes acerca de la posibilidad de modificar el propio nivel de actividad física. La valoración de las actitudes de cambio tiene especial interés en nuestro medio, ya que se ha comprobado que dentro del contexto europeo los españoles mostramos una actitud muy reacia a incrementar nuestro nivel de actividad física. 

Un informe reciente ha denunciado que las mayores carencias de la salud pública se dan en la prevención primaria de enfermedades, y es ahí donde se deben concentrar los esfuerzos desde la actividad clínica diaria. Conformarse con la prevención secundaria sería "llegar tarde" y, sin embargo, hay que actuar "antes", educando al que todavía no está expuesto a un factor de riesgo, para evitar nuevos fracasos de la salud pública en el siglo xxi, como se ha señalado. Y, en el caso de los estilos de vida sedentarios, debe reconocerse que todavía son escasos los esfuerzos realmente decisivos y acometedores dedicados a su prevención. El clásico análisis de McGinnis y Foege de las principales causas de mortalidad en Estados Unidos, actualizado en el año 2000, situó al tabaco en primer lugar y la dieta y/o el sedentarismo como los principales determinantes de las causas de muerte evitable en ese país. Estos resultados son fácilmente extrapolables a la sociedad europea, y sin embargo una vez más parece que llegamos tarde a la prevención.

Es, pues, urgente el desarrollo de estrategias realistas encaminadas a evitar la adopción de un estilo de vida sedentario, y éstas deben basarse en los datos sobre actividad física y sedentarismo de los que disponemos actualmente, que si bien no son pocos, son aún insuficientes en España. En este sentido, resulta llamativa la escasez de estudios de intervención rigurosos, idealmente con diseño aleatorizado, en el ámbito de la atención primaria. Sólo a través de un esmerado diseño epidemiológico de estos ensayos de intervención podremos obtener conclusiones válidas para la comunidad científica que puedan estar razonablemente libres de sesgos. Aquéllos serán los que tengan la última palabra en la prevención.

Se plantea el reto a los profesionales sanitarios de desarrollar investigaciones ambiciosas en el ámbito de la atención primaria, que aporten nuevos conocimientos al saber actual y nos permitan diseñar nuevas estrategias de prevención primaria de las enfermedades que más carga de sufrimiento provocan actualmente en nuestra población.

“Las mayores carencias de la salud pública se dan en la prevención primaria de
enfermedades, y es ahí donde se deben concentrar los esfuerzos desde la actividad clínica diaria. Conformarse con la prevención secundaria sería llegar tarde.”

 

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