OFTALMOLOGIA

Nueva ley en Estados Unidos sobre salud visual infantil

JANO.es · 29 octubre 2007

La Ley aprobada por la Cámara de Representantes insta a llevar a cabo exámenes visuales completos, sobre todo a menores de 9 años

Turquía es grande, variada y magnífica, llena de aventura, empezando desde la exótica Estambul en el oeste hasta las inmensas llanuras y las salvajes montañas cubiertas de nieve en el interior, que se extienden atravesando países hasta la cordillera del Himalaya en el este.

¡Genial! Pero no es lo que yo quería. Mi objetivo eran las templadas aguas de color turquesa, barcos, bahías, calas, pequeños pueblos nada concurridos y localidades con cafés y restaurantes acogedores.

En la Costa Turquesa, cerca del aeropuerto de Dalaman, en el sudoeste de Turquía, encontré el tranquilo pueblo de Gocek. Está protegido por colinas circundantes cubiertas de pinos y de las tormentas del Mediterráneo por doce islas llenas de pequeñas calas y bahías ideales para nadar, bucear y pescar. Más allá se encuentra el bello golfo de Fethiye.

Gocek, hoy día centro de embarcaciones, ha podido escapar a los estragos del turismo de masas. Casi inalterada desde la primera vez que fui hace diez años, fue un gran placer pasear bajando por su calle principal, con sus pequeñas tiendas y cafés. Todo el puerto está lleno de tradicionales gulets de madera para alquilar o para transportar a turistas de un solo día a otros pueblos, islas y playas.

La gente que encuentras en las calles, restaurantes, cafés y bares es una mezcla colorida y agradable de tipos locales, marineros y visitantes de todo el mundo en busca de una experiencia especial.

Viajando en goleta

Tuve la suerte de embarcar en una goleta completamente equipada y con motor diésel modelo Amazon solo con nueve personas. Bajo la cubierta de la embarcación hay siete camarotes espaciosos con aire acondicionado, lavabo y ducha, así como un amplio salón con bar. Las comidas y bebidas se sirven en la cubierta de popa. Nunca viajamos lejos sin detenernos en alguna pequeña cala, bahía, pueblo o playa para nadar y bucear. La primera tarde no fue una excepción. Avanzábamos hacia las aguas azules de la bahía de Gocek cuando nuestro patrón pronto encontró una pequeña cala con una playa rodeada de colinas cubiertas de pinos. Echamos el ancla y nos dimos nuestro primer baño en aguas cálidas y cristalinas.

Navegando al este desde Gocek hacia el golfo de Fethiye visitamos la localidad de Fethiye un martes, el día del gran mercado, cuando gente que vive tanto cerca como lejos viene a comprar y vender o sólo a relacionarse. Animado y pintoresco, Fethiye es un pequeño y atractivo puerto escondido entre una amplia bahía y la ladera acantilada del Monte Crasus, que constituye el final occidental de las montañas Taurus.

Después de una pequeña caminata colina arriba desde el mercado pueden verse en lo alto varias tumbas licias repartidas por los acantilados. Desde allí hay una magnífica vista panorámica del propio Fethiye con el golfo y las islas en la lejanía.

No lejos de Fethiye se encuentra una pequeña isla llena de ruinas bizantinas, entre ellas una iglesia con suelo de mosaicos. ¡Allí descubrí que Papá Noel era turco! Nació cerca de Patara hacia el año 300 d.C. Esta pequeña isla, con un buen fondeadero, lleva su nombre: Isla de San Nicolás, o Isla Gemile en turco. umbas licias cerca de Fethiye.

Navegando hacia el oeste desde Gocek entramos en el estuario del río Dalyan, donde se puede alquilar una embarcación fluvial de suelo plano y viajar río arriba hasta el pueblo de Dalyan.

Avanzando río arriba, pasada la mundialmente famosa playa Iztuzu (tortuga), nos detuvimos y escalamos un corto trecho hasta Kaunos, donde se halla un teatro romano, una enorme basílica bizantina y una casa de baños romana.

Lo más espectacular de este viaje por río, a través de altos juncos, hasta la localidad ribereña de Dalyan es una serie de tumbas licias en la cara rocosa del margen izquierdo del río.

A una corta distancia río arriba desde Dalyan, en la orilla occidental del lago Köcegiz, vale la pena ver el espectáculo de los baños de barro en Ilica. Digno del Fellini más grotesco, en un día cálido puede verse a cientos, quizá miles, de turistas revolcarse en el glorioso cieno, del que se dice que tiene propiedades curativas.

En una notable comida de despedida con mis compañeros de viaje en El Restaurante Alternativo de Gocek, discutimos acaloradamente sobre la entrada --o no-- de Turquía en la Unión Europea. Yo la defendí y declaré mis sentimientos cálidos hacia este país: "Debería ser al revés: ¡La Unión Europea debería unirse a Turquía!".

Texto y fotos: Tor Eigeland