ENFERMEDADES INFECCIOSAS
JANO.es · 06 mayo 2009
La enfermedad ha causado desde 2007, año de su aparición, más de 150 muertos y cerca de 10.000 infectados
Según el comunicado emitido por los responsables sanitarios de IRIN, agencia de noticias humanitarias de Naciones Unidas, el inicio de la actual estación de lluvias en el distrito de Kitgum, en el norte de Uganda, ha conllevado a la aparición de al menos 53 nuevos casos de hepatitis E entre los desplazados internos.
La mayor parte se registraron en los centros sanitarios de Lukung, Amida, Padibe y Layamu, entre otros, de acuerdo con el director del equipo de control de la hepatitis E en Kitgum, Silvester Opira. “Los casos nuevos de infecciones se han registrado en los centros de salud, y tienen un nivel alto entre los niños y las mujeres”.
La poca higiene y sanidad en las zonas donde regresan los desplazados internos, junto con las lluvias, han contribuido a la difusión de la enfermedad. Pocas personas, señaló Opira, tiene letrinas en sus hogares, mientras que otros beben agua de fuentes que carecen de protección, por lo que podrían estar contaminadas. Por ello, y según sus palabras, “la gente que no tenga letrinas en sus hogares será arrestada y obligada a cavarlas”.
Más de 156 personas han muerto por esta enfermedad sólo en Kitgum desde 2007, cuando se registró por primera vez la enfermedad, y más de 9.900 han sido infectadas.
El secretario de Sanidad del distrito de Kitgum, Tony Toolit, reconoce que el principal problema para la gente que vuelve a sus aldeas es la falta de agua potable. “En algunos lugares, la gente está bebiendo agua de las lagunas y de los arroyos, lo que ha extendido la infección”, asegura Toolit, quien a su vez reconoce que el agua potable y la cobertura de letrinas en Kitgum apenas alcanza al 40% de la población, razón por la que se necesita intensificar el mensaje de prevención, dar agua potable y ayudar a los desplazados con materiales de construcción.
La hepatitis E es una enfermedad que se transmite vía oral –los brotes suelen estar vinculados al agua o a los alimentos contaminados–. Aunque los índices de mortalidad suelen ser bajos, no sucede así entre las mujeres embarazadas, especialmente en su tercer trimestre, en el que resultan bastante elevados.