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PSIQUIATRÍA

Química cerebral y esquizofrenia

JANO.es · 10 diciembre 2007

Investigadores de Estados Unidos han descubierto lo que podría ser uno de los cambios iniciales en la química del cerebro que conducen a la enfermedad mental

La RTS,S/AS02D, prototipo de vacuna frente a la malaria, es segura, bien tolerada e inmunogénica cuando se administra a los niños menores de un año de edad. Más concretamente, y como concluye el ensayo en fase II publicado en The Lancet, su protección frente a nuevas infecciones se mantiene a los 3 meses de la inoculación en un 65,9% de los casos. Además, la vacuna reduce los episodios de malaria clínica en un 35% a los 6 meses de la primera dosis de tratamiento.

“Hemos demostrado por primera vez que la vacuna puede reducir los riesgos de infección en bebés africanos expuestos a una transmisión intensa de Plasmodium. falciparum”, afirmó el Dr. Pedro Alonso, investigador principal del estudio y director del Centro de Investigación en Salud Internacional de Barcelona (CRESIB) del Hospital Clínic. “Estos resultados sin precedentes fortalecen la visión de que la vacuna podría contribuir a reducir la intolerable carga de la enfermedad y de las muertes por malaria”.

El proyecto para evaluar la seguridad y eficacia de esta vacuna está dirigido por el Dr. Alonso y es fruto de la colaboración público- privada entre el Centro de Investigación en Salud de Manhiça (CISM, Mozambique), GlaxoSmithKline (GSK) Biologicals, el Hospital Clínic de Barcelona y la PATH Malaria Vaccine Initiative (MVI), un programa global creado para superar los obstáculos que impiden el desarrollo de una vacuna eficaz que ha sido financiado por la Bill & Melinda Gates Foundation con más de 250 millones de dólares.

Segura e inmunogénica

De manera similar a los resultados alcanzados en 1998 en adultos gambianos, esta vacuna ya había demostrado en 2004 reducir en un 45% el riesgo de nuevas infecciones y en un 58% el de complicaciones clínicas por P. falciparum, el parásito responsable de la forma más nociva de la enfermedad, en niños mozambiqueños de 1 a 4 años de edad. Una edad que, aun temprana, resulta un tanto elevada en opinión de los expertos, quienes coinciden en señalar que las estrategias de control de la enfermedad deben contemplar como máxima prioridad la protección de los niños tan pronto como sea posible. No en vano, el segmento poblacional con mayor mortalidad por esta causa es el de los menores de 2 años.

Para la realización del estudio, 214 bebés mozambiqueños fueron seleccionados para la administración a las 10, 14, y 18 semanas de edad y de acuerdo con un criterio totalmente aleatorio de la RTS,S/AS02D (combinación del prototipo de vacuna RTS,S con el sistema adyuvante AS02) o de una vacuna frente a la hepatitis B (grupo control). Las vacunas del Programa Expandido de Inmunización (EPI) se inocularon, asimismo, en las semanas 8, 12 y 16 de edad.

Por lo que respecta a los resultados tras 3 meses de seguimiento desde la última dosis, los investigadores constataron la seguridad de la vacuna, que además volvió a demostrar una elevada inmunogenicidad: su administración se asoció con una elevada carga plasmática de anticuerpos frente al circumsporozoito —proteína de membrana del esporozoito, ésto es, la fase en la que el plasmodio entra en el cuerpo humano a partir de la picadura del mosquito—. Como resultado, en el grupo de tratamiento con la vacuna frente a la malaria tan sólo se documentaron 22 nuevas infecciones por P. falciparum, frente a las 46 del grupo control.

Carga intolerable

– Aproximadamente el 40% de la población mundial está expuesta a la malaria, especialmente las personas que viven en los países más pobres. De esos 2.500 millones de personas en riesgo, más de 500 millones enferman gravemente cada año y más de 1 millón muere a causa de esta enfermedad.

– La malaria es la causa de 1 de cada 5 muertes infantiles en África. Se calcula que un niño africano tiene en promedio de 1,6 a 5,4 episodios de fiebre palúdica por año. En África, cada 30 segundos muere un niño por esta infección.

– El elevado riesgo para las embarazadas no es sólo de muerte por las complicaciones de la malaria grave, sino de aborto espontáneo, parto prematuro o nacimiento muerto. La enfermedad también provoca anemia materna grave y alrededor de la tercera parte de los casos de lactantes con bajo peso al nacer por causas prevenibles. Sólo en África contribuye a la muerte cada año de alrededor de 10.000 embarazadas y de hasta 200.000 lactantes.

Más estudios

El estudio que publica The Lancet no estaba diseñado primariamente para evaluar la eficacia contra la malaria clínica, por lo que serán necesarios estudios más amplios para corroborar los resultados. En concreto, el objetivo primario del ensayo fue valorar si la RTS,S/AS02D podía ser administrada con seguridad a individuos del grupo de edad más vulnerable ante las complicaciones graves y muerte por malaria. El perfil de seguridad y reactogenicidad del candidato a vacuna probado en este estudio fueron similares a los observados en las vacunas estándar administradas a bebés en el EPI, incluyendo factores como dolor local e hinchazón.

“Mientras otros ensayos de fase II están en proceso, el presente trabajo ayuda a asentar el camino para un posterior estudio de fase III de lo que podría ser la primera vacuna para bebés y niños pequeños africanos”, añadió el Dr. Christian Loucq, director de la PATH MVI. “El mundo necesita urgentemente una vacuna segura y efectiva para reducir el sufrimiento que causa la malaria”.

Controlar el vector

– El principal objetivo del control del vector de la malaria es disminuir considerablemente la tasa de infección y el número de infectados por el parásito y de casos de malaria clínica. Esto se logra controlando al mosquito portador para disminuir o interrumpir la transmisión.

– Los mosquiteros tratados con insecticidas de acción prolongada se pueden utilizar para proteger a los grupos en riesgo, en especial a los niños pequeños y las embarazadas de las zonas de elevada transmisión. Este método es útil para la protección personal. Los mosquiteros también pueden servir para proteger a las comunidades cuando la cobertura es suficientemente alta (más del 80% de las personas de una comunidad protegidas por mosquiteros durante la noche). Estos dispositivos son eficaces durante algunos años (de 3 a 5 años, según los modelos y el uso).

– La fumigación de interiores con insecticidas de acción residual es el método más eficaz para disminuir rápidamente la densidad de mosquitos. El resultado óptimo se obtiene cuando se rocía por lo menos el 80% de los ambientes en los que hay vectores. El efecto de la fumigación de interiores dura de 3 a 6 meses, según el insecticida y el tipo de superficie que se rocía (el efecto del DDT es más prolongado, llegando a los 12 meses en algunos casos). – El incremento, hasta 10 veces, de las inversiones mundiales para el control de la malaria en la última década ha posibilitado, además de los necesarios avances en el desarrollo de la vacuna, que el número de hogares con mosquiteras impregnadas con insecticida haya crecido considerablemente. Un esfuerzo que, sin embargo y en palabras de Ann Veneman, directora ejecutiva del UNICEF, “aún resulta insuficiente. Es cierto que la producción de mosquiteras se ha duplicado desde los 30 a los 64 millones entre 2004 y 2006, pero son necesarias muchas más”. De acuerdo con el informe recientemente publicado por el UNICEF, se requieren 264 millones de mosquiteras para proteger al 80% de las mujeres embarazadas y niños menores de 5 años en África.

Prudencia

Si los resultados continúan siendo tan esperanzadores como hasta ahora, el desarrollo clínico de esta vacuna proseguirá hacia un estudio de fase III, que empezaría en el segundo semestre de 2008. Un ensayo exitoso de este tipo podría significar que la vacuna se presentara a las autoridades reguladoras en 2011.

La expectación creada por este ensayo ha sido enorme, no en vano abre la posibilidad de erradicar una enfermedad a la que está expuesta el 40% de la población mundial. Pero como recordó el Dr. Alonso, “tenemos que ser muy prudentes. Además, la vacuna es una herramienta más, que no la única, que nos puede ayudar a reducir la carga inaceptable de enfermedad y muerte asociada con la malaria”.

Esta vacuna contiene una proteína recombinante que fusiona parte de la proteína del circumsporozoito de P. falciparum con moléculas del antígeno de superficie de la hepatitis B. Combinado con un sistema adyuvante, la RTS,S induce la producción de anticuerpos y células T que interfieren la capacidad de infección en humanos del parásito de la malaria. El desarrollo inicial de esta vacuna fue llevado a cabo en 1987 por GSK Biologicals en estrecha colaboración con el US Walter Reed Army Institute of Research (WRAIR).

En el próximo número de JANO (1.669), dedicado a medicina y desarrollo, el Dr. Pedro Alonso publica, junto a Núria Casamitjana, el artículo "El papel de la investigación y la formación en la cooperación en salud".

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