ONCOLOGÍA

Quimioterapia en cáncer de mama HER-2 positivo

JANO.es · 11 octubre 2007

Un nuevo ensayo clínico concluye que las pacientes con este tipo de tumor se benefician de la adición de paclitaxel a la combinación terapéutica habitual

En el inicio de 2006, cuando entró en vigor la Ley de Medidas Sanitarias frente al Tabaquismo y Reguladora de la Venta, el Suministro, el Consumo y la Publicidad de los Productos del Tabaco, coloquialmente conocida como "Ley de Prevención del Tabaquismo", desde la Administración sanitaria se apuntó que en el plazo de 2 años descendería en un 5% el consumo de tabaco y en un 3% el número de fumadores de esta planta solanácea perteneciente al género Nicotiana, de la que se conocen más de 60 especies.

Un año más tarde, al hacer balance de lo avanzado, la realidad indicaba que en la práctica cada comunidad autónoma --amparándose en las competencias transferidas de inspección, control y sanción, y en la capacidad autonómica para suavizar o endurecer lo legislado-- ha seguido en la aplicación de la ley un camino distinto, que va de una amplia tolerancia a una estricta rigidez. De hecho, Valencia y Andalucía han aprobado reglamentos que rebajan los niveles de exigencia, y Madrid anunció su intención de seguir el mismo camino.

Como se describió en el editorial del número 1.619 de JANO, esta realidad no contribuye a que la situación mejore, por cuanto el desarrollo reglamentario por las comunidades es una posibilidad que no puede desfigurar el contenido esencial de la ley y que, en modo alguno, puede conducir a la inequidad, a establecer niveles diferentes de exigencia derivados de las distintas zonas del Estado.

Porque la evidencia es incontestable a la hora de señalar que el consumo de tabaco representa en España un grave problema de salud pública. El tabaquismo está implicado en 9 de cada 10 muertes por cáncer de pulmón, en el 95% de las causadas por enfermedad pulmonar obstructiva crónica y en la mitad de las ocasionadas por patología cardiovascular. Cada 10 minutos fallece un paciente fumador en nuestro país: 150 muertes cada 24 horas.

Los datos del Instituto Nacional de Estadística son contundentes. En el año 2005, la primera causa de muerte en el varón fue el infarto agudo de miocardio, la segunda fue el cáncer de bronquios y de pulmón, y la cuarta, las enfermedades crónicas de las vías respiratorias inferiores. Como apuntan los expertos, en todas ellas el consumo de tabaco se erige como el desencadenante fundamental.

Ante estas evidencias, la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) y la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN), en colaboración con asociaciones de pacientes con enfermedades provocadas por el tabaco --las de pacientes coronarios, enfermos con EPOC y otras patologías respiratorias crónicas, la Coalición de Ciudadanos con Enfermedades Crónicas y la Federación de Laringectomizados y Asociaciones sin Humo--, han elaborado un Documento de Consenso que incluye el primer Decálogo para la Prevención y el Tratamiento del Tabaquismo.

Además de insistir en que el tabaquismo es una enfermedad adictiva crónica, que es la primera causa evitable de muerte en España, que el tabaquismo pasivo produce enfermedad y muerte en las personas no fumadoras y que el consumo de tabaco afecta negativamente a la práctica totalidad del cuerpo humano, el Decálogo puntualiza que los fumadores tienen derecho a recibir apoyo y consejo de un profesional sanitario y que el tratamiento debe incluir apoyo psicológico de diferente intensidad y tratamiento farmacológico.

Respecto a este último, el punto número ocho del texto indica que los fumadores que quieren dejar de serlo tienen derecho a recibir cualquier tipo de tratamiento farmacológico que haya demostrado científicamente ser eficaz y seguro para ayudar a dejar de fumar. Y el nueve, que el tratamiento del tabaquismo debe ser financiado por los sistemas sanitarios públicos y privados.

Por último, el Decálogo apostilla que la prevención del tabaquismo debe incluir todo tipo de medidas que hayan demostrado ser eficaces no sólo para conseguir que los jóvenes no se inicien en el consumo del tabaco, sino también para ayudar a que los que lo han abandonado permanezcan sin fumar y para proteger a los no fumadores de ambientes contaminados por el humo del tabaco.

Prevención, concepto clave. La del tabaquismo tiene que contemplar como objetivos esenciales: retrasar la edad de inicio en el consumo, limitar al máximo el acceso a las sustancias adictivas, educar a los individuos para que observen una actitud madura y responsable frente a las drogas y modificar las condiciones del entorno sociocultural y proporcionar alternativas de vida saludables.

De las positivas consecuencias de estas medidas todos, fumadores y no fumadores, saldremos notablemente beneficiados.