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"Revista Española de Cardiología", líder de las publicaciones biomédicas

JANO.es y agencias · 16 octubre 2007

Con un factor de impacto de 2,17, se posiciona en el puesto vigesimoséptimo entre las 74 revistas cardiovasculares más prestigiosas del mundo

“Prevenir es curar.” La prevención ha sido eje del Congreso Mundial de Cardiología que ha tenido lugar en Barcelona. Más de 33.000 asistentes hicieron que se convirtiera en el mayor encuentro científico médico celebrado hasta la fecha en España. Como recogemos en páginas de información, a lo largo de las sesiones se puntualizó que 17,5 millones de personas en el mundo fallecen cada año como consecuencia directa de una enfermedad cardiovascular (ECV) y que el 80% de esas muertes se produce en países en vías de desarrollo, por lo que, según afirmó el Prof. Fuster, presidente de la Federación Mundial del Corazón (WHF), se hace necesario que entre los Objetivos de Desarrollo del Milenio de las Naciones Unidas se incluya una especial atención a las ECV, inexistente hasta ahora. “Si bien el mundo necesita seguir focalizándose en las grandes infecciones letales como el sida y la malaria, el enfoque general de los cuidados sanitarios debería reequilibrarse”, apostilló el presidente de la WHF.

Las enfermedades cardiovasculares provocan en Europa 4,5 millones de muertes al año y en España cada día fallecen por esta causa cerca de 345 personas.

A lo largo del congreso acaso no se hayan producido grandes novedades o avances decisivos, pero es evidente que los mensajes han sido claros, concretos y determinantes: el tabaco como un factor de riesgo de primer orden; el abandono del sedentarismo —bastaría con caminar a buen paso unos 30 minutos diarios—, como una medida preventiva muy recomendable; la necesidad de intervención lo más temprana posible en el infarto de miocardio, y de manera muy especial todo lo relacionado con la prevención basada en hábitos de alimentación saludables.

Respecto a la necesidad de una actuación rápida, en una entrevista exclusiva con JANO, que incluimos en el presente número, el Prof. Braunwald insiste en que el principal mensaje en el tratamiento del infarto de miocardio es: “Cuanto antes, mejor. Hay que conseguir que transcurra el menor tiempo posible entre la aparición del dolor torácico y la administración del tratamiento”, afirma.

En este sentido no fueron pocos los especialistas que apuntaron la conveniencia de que los espacios públicos, caso de grandes centros comerciales y aeropuertos, contasen con desfibriladores. Esta medida podría llegar a reducir la mortalidad en un 20%.

En el momento actual, y con las cifras manejadas durante el congreso, en torno al 40% de las 70.000 personas que presentan anualmente en España un infarto agudo de miocardio no llega con vida al hospital.

En relación con la alimentación, uno de los temas que generó mayor atención en las sesiones, se denunció que la dieta mediterránea pierde posiciones respecto a la comida basura, con especial atención a grasas trans, ácidos grasos insaturados que presentan, al menos, un enlace doble en la configuración trans. Presentes en pequeñas cantidades en los productos lacteos, llegan a la dieta humana sobre todo por producción industrial en alimentos fabricados con aceites vegetales parcialmente hidrogenados. La hidrogenación parcial, que transforma los aceites vegetales en grasas semisólidas, convierte una tercera parte de las grasas naturales en grasas trans, presentes mayoritariamente en comidas rápidas fritas, productos de bollería, aperitivos empaquetados y margarinas.

A nuestro favor juega el hecho de que en España las grasas trans son poco utilizadas en comparación con Estados Unidos, en donde la media de consumo de este tipo de grasas por individuo llega a hasta el 4% de la energía total consumida.

También hablan a favor de la situación española los resultados de una reciente investigación realizada por las Universidades de Gerona y de las Islas Baleares. El estudio “Factores cognitivos y actitudes relacionadas con el consumo de alimentos en la población de 10 a 18 años” confirma, en contra de la creencia habitual, la concienciación de un creciente porcentaje de población en esa banda de edad sobre hábitos de alimentación saludables.

Se observa una importante evolución de las preferencias en la etapa adolescente, dirigida a aceptar los alimentos considerados apropiados y saludables. A los 10 años, se concluye, la verdura, la fruta, el pescado e incluso las legumbres son más valorados ya que los dulces o los helados.

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