PSIQUIATRÍA
JANO.es y agencias · 27 noviembre 2009
Especialistas en Psiquiatría presentan una escala para valorar el funcionamiento personal y social de estos enfermos y conocer qué intervenciones requieren
Sólo una de cada diez personas con esquizofrenia trabaja durante una jornada laboral, y menos del 10% de todos los pacientes tiene descendencia, por lo que es necesario trabajar para incorporar a más pacientes en el sistema social, según señalaron algunos de los expertos en Psiquiatría responsables del Proyecto FUNCIONA, con motivo de la presentación de la escala de medición de funcionamiento personal y social (PSP).
Se trata de una herramienta que consiste en una serie de preguntas divididas en cuatro apartados que evalúan de forma objetiva al paciente. En primer lugar, algunas de las cuestiones están orientadas a evaluar el autocuidado del paciente. En este sentido, el jefe de Servicio de Psiquiatría del Hospital Doctor Rodríguez Lafora de Madrid, Fernando Cañas, explicó que en este punto se analizan aspectos como la higiene, la forma de vestirse y presentarse que tiene el paciente y, en definitiva, cómo cuida su aspecto.
En segundo lugar, esta escala pretende reflejar también las actividades de tipo productivo para el sujeto, tales como los estudios que realiza, integrarse en una asociación de voluntariado, o tener un trabajo remunerado, aunque matizó que “no todo el mundo está en la situación o necesidad de tenerlo, pero sí de reintegrarse en su formación para alcanzar esta situación en el futuro”.
Esta herramienta de medición contempla también las relaciones personales y sociales, ya que, según indicó el doctor Cañas, los pacientes psicóticos graves se aíslan, “se quedan sin marco de referencia y sin red de apoyo social”. Además, otra de las áreas abarca los comportamientos disruptivos y agresivos, un área que genera mucho rechazo. “Parte de ese aislamiento parte del entorno”, precisó.
La puntuación global de esta escala coloca al paciente en tres grandes bloques de funcionamiento, y los distingue en personas que tienen una gran dependencia y necesitan un soporte externo para poder mantenerse; personas con deficiencias que no interfieren de forma significativa en su funcionamiento personal y social, y que por lo tanto pueden reintegrarse totalmente en la sociedad; y aquellas que se encuentran en un punto medio, en el que se mueven la mayoría de los pacientes, que necesitan participar en actividades terapéuticas en función de sus necesidades.
El Dr. Cañas indicó que “de esta forma se consiguen datos más concretos que señalan áreas de discapacidad o capacidad para valorar mejor las necesidades y un determinado grado de dependencia en aspectos legales”. Asimismo, subrayó que actualmente “existen medios potentes” para tratar a estos pacientes, pero su eficacia depende de que se apliquen y de que se haga desde el principio, en la fase más temprana posible.