GINECOLOGIA

Un millón de españolas con riesgo de embarazo no deseado

JANO.es · 25 octubre 2007

Alrededor del 8,4% de la población femenina española en edad fértil y que mantiene relaciones sexuales se halla en esta situación, debido principalmente al mal uso -o ningún uso- de los métodos anticonceptivos

"Un italiano en la corte de Carlos III"

Alejandro Malaspina era un muchacho inteligente cuando conoció al virrey de Sicilia. De espíritu inquieto y aventurero, quería recorrer mundo y conocer los misterios de las tierras de los mares lejanos. Llegó a la corte de Carlos III, donde destacó por su excelente formación militar y científica. Malaspina trabajaba de un modo ordenado y concienzudo, por lo que todavía muy joven pudo participar en un viaje a Filipinas en 1776. Quería conocer mundo y estudiar; sin embargo, la aventura sólo duró 3 meses, ya que la expedición fracasó debido a una epidemia de escorbuto que afectó a toda la tripulación. El italiano sintió una gran frustración, ya que el trabajo de organización, el dinero y el estudio invertido para el viaje no sirvieron para nada a causa de la terrible enfermedad.

La alimentación en las grandes travesías marítimas suponía un serio problema para los marineros. La vitamina C, que se encuentra en hortalizas, verduras y frutas, es fundamental en la alimentación. Cuando la ingesta diaria de ácido ascórbico o vitamina C se reduce, aparece el escorbuto. En los grandes barcos sin refrigeración estos alimentos duraban escasos días, por lo que en poco tiempo comenzaban a aparecer hemorragias en las encías, en las articulaciones y la tripulación se iba deteriorando hasta que muchos morían.

Malaspina continúo su formación y aprendió astronomía, cartografía, geografía, etc. En 1788 dirigió una expedición que partió de Cádiz hasta Perú y de ahí a Filipinas. Volvieron por el mar de China. El viaje fue un éxito, pero de nuevo el escorbuto causó numerosas bajas en el proyecto.

"La gran vuelta al mundo: reconocimiento médico indispensable"

Con un gran sentido del progreso y del conocimiento, el italiano decidió proponer a la corona española un viaje exploratorio por las colonias. Habló con el secretario de Indias, Antonio Valdés y le explicó su ambicioso plan: se debía determinar de manera detallada la cartografía para conocer las rutas más accesibles y eficaces, se debía estudiar la lengua y costumbre de los habitantes de cada región para gobernarlos de una manera justa y respetuosa y se debía aprovechar la travesía para realizar estudios botánicos, zoológicos y minerales. Malaspina y José Bustamante llevaron a cabo un plan detallado del viaje. El rey accedió a tan ambicioso plan y el 30 de julio de 1789 partieron de Cádiz.

En los preparativos se invirtió un gran esfuerzo para asegurar el éxito de la expedición. Malaspina no quería dejar nada a la improvisación y supervisó cada uno de los aspectos del viaje. Concienciado con los problemas de salud que había visto en sus viajes anteriores, exigió que todos los participantes --tripulación, artistas, científicos, etc.-- gozaran de buena salud, por lo que se realizaron reconocimientos médicos exhaustivos. Malaspina se preocupó personalmente de la alimentación. Fue uno de los primeros en considerar la salud y la prevención una cuestión prioritaria.

A pesar de todo el cuidado empleado, una oruga infectó una provisión de galletas durante la travesía. Como se encontraban muy lejos de Montevideo tuvieron que comérselas de todos modos. Parece que la oruga no causó serios problemas, aparte de la repulsión que debió darles comer alimento en mal estado y no hay noticias de que se produjeran bajas por esta causa.

"Un éxito condenado"

Como sucede en muchos episodios de la historia de la humanidad, la injusticia apareció en la vida del aventurero Malaspina. El viaje duró cinco años y fue un verdadero éxito. Llegaron hasta Australia. Se recogieron numerosos datos sobre la industria en cada región, se establecieron relaciones con colonias casi desconocidas, se realizaron excelentes estudios de botánica, antropología, cartografía... Malaspina regresó a la península como un héroe y creó una comisión para publicar los resultados. Pensaba que debían conocerse y distribuirse; sin embargo, Godoy creía que muchos debían ser reservados. Al año de su regreso Malaspina fue condenado y declarado reo de España. El hombre que de un modo tan meticuloso había llevado a cabo la primera expedición científica española era tratado como un ladrón. En 1802 fue desterrado a Italia y hoy es casi un desconocido a pesar de ser uno de los mejores científicos del siglo xviii.