NUTRICIÓN

Alimentos sanos frente a factores de riesgo cardiovascular

JANO.es · 09 mayo 2008

Fruta y verdura diaria, aceite de oliva y productos libres de grasa ayudan a controlar factores como la obesidad, el colesterol y la hipertensión

El Dr. Moisès Broggi (Barcelona, 1908) se licenció en Medicina en 1931, especializándose en cirugía y ejerciendo como jefe –capitán médico– de uno de los 3 equipos quirúrgicos de las Brigadas Internacionales durante la Guerra Civil. Trabajó en los frentes de Madrid, Brunete, Belchite, Teruel, el Ebro y Cataluña. Participó en la creación de los primeros hospitales de campaña y las primitivas UVI móviles. Tras la guerra fue juzgado e inhabilitado para trabajar en la sanidad pública, lo que no le impidió acrecentar su prestigio como cirujano en la medicina privada, operando hasta los 85 años.

Ha sido distinguido con la Creu de Sant Jordi (1981), que concede la Generalitat de Cataluña, y recientemente ha publicado sus memorias en 2 volúmenes: Memorias de un cirujano y Años de plenitud. El presente 2008 ha sido decretado como “Año Centenario Dr. Broggi” por la Real Academia de Medicina de Cataluña con motivo de los 100 años del nacimiento del que es su presidente de Honor.

–¿Puede relatar sus vicisitudes y experiencias en las Brigadas Internacionales?

–Fue una experiencia muy importante en mi vida, porque conocí a muchas personas que vinieron aquí a luchar por un ideal o por necesidad –para huir de la persecución de que eran objeto en sus propios países–, pero que en cualquier caso creían que aquí combatían para mejorar la Humanidad. En aquellos momentos el mundo se encontraba en una situación crítica, parecida a la actual. Después del crack de 1929 el capitalismo hacía agua y eso repercutió en todo el mundo. Hubo una crisis mundial, las fábricas dejaron de trabajar, se despedía a los obreros y no existían subsidios… Todo esto repercutió en Europa y desembocó en el auge de los totalitarismos.

–¿Y el comunismo?

–Creo queel fracaso del comunismo ha sido la experiencia más importante del siglo pasado. Los intelectuales y los universitarios, pese al pesimismo reinante, creían que lo arreglaría todo… Pero no ha sido un fracaso absoluto, porque ha dado sus frutos y contribuido a crear el Estado del Bienestar.

–¿Cómo contempla los nuevos avances biomédicos?

–Todos los progresos tienen un precio y, según se utilicen, pueden ocasionar problemas éticos. En el caso de las células madre pasa lo mismo. Estas técnicas se pueden emplear para curar enfermedades, pero también con fines perversos. Todas los avances médicos tienen un componente ético que se ha de respetar.

–¿Y cuál es su opinión con respecto a la eutanasia?

–Es la cuestión de la muerte, la muerte dulce, la “buena” muerte. Lo lógico, y asumible, es esperar la muerte natural, pero existen casos de sufrimiento extremo que… Hay que pensar mucho en la eutanasia: una cosa es provocar la muerte en un momento determinado y otra detener los mecanismos que mantienen viva a aquella persona. En este caso creo que es legítimo suprimir el uso de esos medios cuando lo solicita el propio enfermo o su entorno familiar.

–¿Usted diría que la ciencia avanza demasiado rápido?

–La ciencia avanza rápidamente, pero la manera de pensar de los hombres sigue siendo la misma de siempre: pensar antes en los intereses propios que en los de la Humanidad.

–¿Cómo ha de ser un buen médico?

–En primer lugar, ha de ser buena persona y capaz de comprender el sufrimiento de sus semejantes, por tanto ha de tener sentido de la compasión. Esto es fundamental.

–¿Piensa que la medicina actual está demasiado tecnificada?

–El progreso de la medicina ha llevado a la superespecialización y a una tecnificación excesiva que hace que se aparte de la relación médico-enfermo. Es decir, lo que se ha ganado en eficacia se ha perdido en relación humana entre médico y enfermo, algo muy importante para el buen ejercicio de la medicina. Las máquinas que nos ofrecen datos fidedignos son, evidentemente, incapaces de ofrecer compasión.

–¿Cómo contempla los actuales estudios de medicina?

–Creo que los estudios, con la realización de los postgrados, están bien enfocados. La medicina en nuestro país está muy bien desarrollada. Sin embargo, la Universidad permanece un tanto hermética. Aquí, por ejemplo, cuando se creó la Universidad Autónoma en los años 30 se pensó en una institución abierta. Existían numerosos focos culturales independientes que se fueron asimilando a la universidad: Hospital Clínic, Sant Pau, Sagrat Cor, el Laboratorio Municipal, donde había trabajado Turró y otros, como Ferrán, habían realizado trabajos muy importantes; la Sociedad de Biología… Otro problema actual es la inamovilidad en los cargos. La universidad debería ser más libre y el profesorado, renovable.

-Por favor, detálleme lo que usted define como el valor de la memoria.

-La memoria tiene un gran valor, especialmente para la gente de edad, porque percibes que los sucesos se repiten. Ésto tiene un gran significado porque permite evitar errores recordando acontecimientos pasados. Además, la memoria nos enseña cómo han sucedido las cosas y nos permite darnos cuenta de que el hombre sigue cometiendo los mismos errores y tropezando con los mismos obstáculos. Si se memoriza y reflexiona sobre este hecho se puede intentar modificar y mejorar el futuro.