PROFESIÓN MÉDICA
Déficit de médicos y presión asistencial, un cóctel explosivo
JANO.es y agencias · 14 marzo 2008
Es lo que considera la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos, que en un comunicado declara comprender los conflictos que tienen lugar en varias autonomías
Numerosas islas componen el delta del Mekong y la población vive rodeada por el río, huertos de frutas, manglares y bosques de bambú. La época de recolección de las frutas y hortalizas marca la vida de los habitantes, y ya sean rambutanes u ojos de dragón inundan los mercados flotantes. Éstos son el primer punto de encuentro entre agricultores, recolectores y comerciantes.
El río Mekong nace a una gran altitud, en la meseta tibetana, y en sus 4.500 kilómetros de recorrido cruza China, Myanmar, Laos, Camboya y Vietnam antes de desembocar en el mar de la China del Sur, donde genera el delta más grande del mundo.
Los vietnamitas conocen el río Mekong como Song Cuu Long o “río de los nueve dragones”, en alusión al número de brazos en que se divide el río al alcanzar el delta. Dichos brazos y los canales en los que se esparce riegan un área de 40.000 kilómetros cuadrados y convierte a este delta del Mekong en una de las regiones más fértiles de Vietnam.
Interminables colas de vehículos esperan la llegada del viejo transbordador de Vinh Long para cruzar a esta región sureña, que cada año gana 80 nuevos metros de suelo al mar. La corriente es la encargada de arrastrar el limo que genera el tono achocolatado de las aguas del Mekong y que gana tierra al mar.
El paso de Vinh Long es obligado para los camiones rebosantes de frutas y arroz que representan casi la mitad de la producción nacional. El transbordador atraca en un muelle próximo a Vinh Long, a cuyo mercado, por la noche, llegan ruidosas canoas a motor con los productos más variados: anguilas, crías de pollo y pato, huevos blancos o negros y frutas de difícil identificación.
Numerosas islas componen este delta y la población vive rodeada por el río, huertos de frutas, manglares y bosques de bambú. Se trata de viviendas muy sencillas construdas con bambú y palmera, sin apenas mobiliario, y lo imprescindible es poseer una pequeña canoa de remos que permita la movilidad. Los más afortunados disponen de una casa de ladrillo, más elegante y resistente a los tifones, una canoa a motor y electricidad, pero todavía no tienen agua corriente. Estrechas pasarelas comunican las viviendas, y en ellas se puede encontrar los siempre presentes altares dedicados a los antepasados.
El agua de la lluvia, recogida de los tejados gracias a los polivalentes troncos de bambú, se utiliza para beber y cocinar. Para el resto de menesteres, se utiliza el agua achocolatada del Mekong que también sirve para el lavado matinal de sus habitantes.
Cientos de pequeñas embarcaciones se reúnen en los mercados flotantes de Cai Be, Cai Rang, Phon Dien o Phung Hiep; cada uno de ellos está especializado en hortalizas, verduras y frutas, mientras los mercados de animales cada vez son menos frecuentes.
A primera hora de la mañana, tratando de evitar las horas más calurosas del día, los mercados inician su actividad. Los agricultores alzan las enormes pértigas de sus embarcaciones en donde cuelgan racimos de muestra de los productos que ofrecen, ayudando a los compradores a identificar su localización.
Las frutas que llegan en pequeñas canoas a remos, serán recogidas por embarcaciones mayores que las llevarán a los principales mercados de la región meridional.
Entre mayo y octubre, las aguas del Mekong suben hasta tres metros. Los barcos sirven a su vez de tienda, vivienda y vivero de peces.
La vida en estas embarcaciones resulta la mejor opción si tenemos en cuenta que, entre mayo y octubre, las aguas del Mekong suben hasta tres metros, anegando el delta y fertilizando sus tierras pero, a su vez, el continuado ascenso puede arruinar las cosechas y destruir sus frágiles hogares. Numerosas carreteras quedan sumergidas o convertidas en barrizales durante las inundaciones, y la solución tradicional ha sido construir canales y desplazarse en barco. Mantener el frágil equilibrio entre el desarrollo de la región y de sus habitantes y el ecosistema que lo rige es el reto al que se enfrenta el mayor delta del mundo.
El viaje
Desde España no hay vuelos directos a Ho Chi Minh (Saigón) pero se puede volar a Bangkok o Singapore y desde allí a Ho Chi Minh. Esta ciudad la mayor en el sur de Vietnam se encuentra a unos 150 km de nuestra destinación final Cantho, la ciudad más grande del Delta.
Allí nos podemos alojar en el Victoria Cantho Hotel situado en uno de los mejores emplazamientos para visitar el resto del Delta y tener acceso a los mercados flotantes. El mismo Victoria Cantho Hotel se puede encargar de nuestro desplazamiento desde Ho Chi Minh así como la visita a los mercados flotantes. La mejor época para visitarlos es de Diciembre a Mayo.
Texto y fotografías: Itxaso Zuñiga