NEUROLOGÍA
Hipersensibilidad cutánea en afectados por dolor de cabeza
JANO.es y agencias · 23 abril 2008
El 69% de los pacientes con migraña experimentan también alodinia cutánea, así como el 37% de aquellos que presentan otros tipos de cefalea crónica
El vicio del juego evidentemente está muy extendido en nuestra sociedad, ¿Más extensión, si se aprueba el crear una suerte de Las Vegas en Los Monegros? Posiblemente, y ya no faltan protestas por parte de quienes se esfuerzan por combatir la ludopatía. Benemérito esfuerzo. Y junto a esta ludopatía propiamente dicha, enfermedad mental, lo cierto es que estamos padeciendo otra. La que se manifiesta no en mesas de juego, en “binguerías” –si se me permite el neologismo-, en horrísonas “tragaperras”, etcétera. Esta otra ludopatía tiene afecto en el ámbito del lenguaje, sobretodo del escrito.
Aún es reciente, y cada vez más intensa, la presencia del verbo “apostar” y del nombre “apuesta”. Del inglés bet y to bet –cómo no–, se han convertido en palabras comodín que facilitan la expresión a tantos perezosos por lo que atañe máxime al escribir. Aquí casi todo el mundo, particularmente el periodístico…, “apuesta”, ya que leemos “El Gobierno apuesta por esto o lo otro”, “El club apuesta por tal o cual juga-dor…”, “Fulano de Tal acepta la puesta de…”Frases como estas y otras semejantes las oímosa diario por la radio, las leemos ad nauseam en la prensa. Se acabó el uso de verbos como “decidir”, “aceptar”, y locuciones como “inclinarse por”, “decidirse por…”, etc.
En una misma página del periódico se llegaa leer incluso tres títulos en los que se usa“apostar” y “apuesta”. Hemos contraído una ludopatía verbal tan adictiva, tan pegajosa y tan difícil de erradicar, de vencer, como la ludopatía propiamente dicha. Y esto ya dura demasiado tiempo. No viene siendo una mera moda, porque tal uso facilita la rapidez en la escritura. ¿Hasta cuándo el empleo de tan lamentable tópico? Puede que, por mor de la aludida facilidad, durante muchísimos años. Pasa el tiempo, y no se ven señales de superación de este verdadero vicio. Por fortuna, más se registra, como ya he apuntado, en el escribir que en el hablar. Sin embargo, no es imposible que el habla también se nos contamine de modo casi insuperable. ¿Dónde, el antídoto con el cual liberarnos de la ludopatía que afecta los llamados “medios”? Soy pesimista. Sigue vigente la ley del mínimo esfuerzo. A ella se suman incultura y desamor a la palabra. Seguiremos con tal ludopatía: la activa de quienes abusan de tanto “apostar”, y la pasiva de quienes la aceptan.