PUBLICACIONES MÉDICAS
JANO.es · 14 diciembre 2011
Un estudio señala que la dinámica de grupo y la presión por publicar a toda cosa llevan a los firmantes a dar por válidos hallazgos que son casuales.
Un trabajo de la Universidad de Groningen, en Países Bajos, ha revelado que cuando en los trabajos científicos participan muchos investigadores la calidad del mismo no tiene por qué ser mejor, sino "al contrario", ya que puede debilitar el sentido crítico del hallazgo.
"Aunque parezca que la calidad de la investigación aumenta si crece el número de participantes, quizá pueda ser incluso al contrario ya que la responsabilidad de cada autor se diluye", según ha reconocido la profesora Albertine Oldehinkel, coautora del estudio junto con Judith Rosmalen, en declaraciones al Servicio de Información y Noticias Científicas (SINC).
En principio, cuando se inicia un ensayo clínico se trata de "resolver la pregunta original de la investigación" aunque, con el tiempo, "conseguir que el trabajo se publique puede terminar siendo lo más importante".
"La presión por aparecer en revistas científicas de alto impacto, y el hecho de que sea mucho más fácil publicar en ellas si el artículo describe cualquier efecto significativo de una investigación antes que un resultado negativo, estimula a los investigadores a seguir buscando hasta que obtienen un resultado reseñable", explica Oldehinkel.
Esto puede provocar "distorsiones", como que las publicaciones sean "demasiado optimistas" respecto a efectos o hallazgos 'casuales' que se han dado en una muestra específica pero difícilmente se repetirán en otras, explica Oldehinkel.
La autora advierte de que aunque los investigadores, individualmente, sean conscientes de que el trabajo puede desvirtuarse, "la dinámica de grupo puede impedir que no sean tan críticos como quizá deberían ser".
De hecho, el estudio muestra que esto ocurre con frecuencia, sobre todo cuando los análisis iniciales no arrojan los resultados esperados, lo que favorece que exista "abundante producción científica que no es fiable ni válida, ni puede ser reproducida con facilidad por otros. Simplemente será parte de la historia", declara Oldehinkel.
'Publicar o morir'
Las autoras del trabajo atribuyen parte de la culpa a las actuales prácticas de publicación y evaluación, "aunque los investigadores deberían ser conscientes de ello y ser críticos con el papel que desempeñan en el problema".
Para disminuir el peligro de que la investigación termine por desvirtuarse, aconsejan definir y acordar claramente los objetivos generales, es decir, formular las preguntas antes de comenzar a redactar el artículo, determinar responsabilidades específicas para cada investigador evitando que se solapen unas con otras, y elegir de forma racional la metodología independientemente de los resultados que se obtengan.
Oldehinkel reconoce que "es muy difícil para los científicos no tratar de publicar tanto como sea posible, independientemente de la relevancia de los resultados de la investigación. Pueden perder sus puestos de trabajo y la financiación si no consiguen publicar".
La investigadora aclara que su trabajo "no trata de culpar a los científicos: hoy en día, la investigación es un mundo difícil". El problema es que "a veces se trata de publicar o morir. Y esta es un área gris, no todo es blanco o negro, correcto o incorrecto", recalca.