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Los niños con sobrepeso tienen menos caries

JANO.es · 03 abril 2008

Un estudio norteamericano revela, para sorpresa de sus autores, que la salud dental de los menores con exceso de peso parece mejor que la de sus compañeros de peso normal

Parece plausible que una pérdida significativa de peso en las mujeres obesas se acompañe de una reducción, también significativa, del riesgo de padecer cáncer de endometrio, según señalan los doctores Carreras, Fusté y Mancebo, del Servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital del Mar (Barcelona), en un editorial de Medicina Clínica (2007;128:176-7), cabecera de nuestro mismo grupo editorial.

El cáncer de endometrio es la segunda neoplasia ginecológica más frecuente en el mundo tras el cáncer de cérvix y la primera en los países desarrollados. Este carcinoma presenta una serie de factores ambientales de riesgo asociados con la occidentalización del estilo de vida, tales como la obesidad y la escasa actividad física. Así, diferentes estudios demuestran que la primera se asocia, apuntan los autores, “a un incremento del riesgo de padecer una neoplasia endometrial de más de 5 veces, y de manera inversa se acepta que hasta un 40% de los casos de este carcinoma pueden ser atribuidos a un exceso de masa corporal”.

Ciclos anovulatorios

La prevalencia general de la obesidad entre las mujeres españolas es del 15,75%, tasa que se incrementa de manera significativa con la edad y llega a afectar al 33,9% de las mayores de 55 años. En mujeres premenopáusicas, explican los autores, la obesidad se asocia a un incremento de ciclos anovulatorios, y como consecuencia de ello, el endometrio se encuentra expuesto a la acción de los estrógenos en ausencia de la acción reguladora de la progesterona. Además, conlleva también una exposición del endometrio a elevadas cantidades de estrógenos provenientes de la trasformación periférica de la androstendiona a estrona. En ausencia de progesterona, los estrógenos estimulan la proliferación endometrial y la aparición de hiperplasia, que puede transformarse en cáncer.

Pese a ello, hay escasos datos acerca de la influencia que puede tener la pérdida de peso en la incidencia de este proceso. Recientemente se han publicado en el International Journal of Epidemiology dos estudios de casos y controles —uno en población china y otro en estadounidense— que hacen hincapié en el posible papel que podrían tener el momento de la aparición de la obesidad y los efectos del cambio ponderal en la aparición de la neoplasia endometrial.

Dos estudios

Según sus resultados, las mujeres con mayor peso presentan 3 veces más riesgo de neoplasia endometrial. En el trabajo de Xu et al (Int J Epidemiol. 2006;35:151-66) objetivan, además, que únicamente el incremento de peso en épocas más recientes parece participar en la patogenia del cáncer endometrial. Al igual que otros autores, encuentran que la obesidad en la adolescencia podría incrementar el riesgo de aparición de una neoplasia endometrial en edades maduras, pero parece ser que el posterior control y mantenimiento del peso corporal de estas mujeres anularía ese incremento del riesgo. Además, encuentran datos significativos acerca de que no es necesario superar el umbral del sobrepeso para entrar en grupo de riesgo, sino que un incremento significativo del peso sería suficiente.

En esta línea, el trabajo de Trentham- Dietz et al (Int J Epidemiol. 2006; 35;151-8) aporta datos epidemiológicos que apoyan que una reducción del peso corporal tendría efectos beneficiosos en la incidencia del carcinoma de endometrio. Ese grupo evalúa los efectos de la pérdida de peso comparando los pesos mínimos y máximos a la edad adulta de las mujeres objeto del estudio. Concluyen que cierto grado de pérdida de peso —aunque no especifican cuál— durante como mínimo 5 años reduce en un 25% el riesgo de cáncer endometrial en las pacientes.

Solución lógica

Para los autores del editorial, la solución parece lógica: “previniendo la obesidad se evitará un importante número de adenocarcinomas endometriales”. Sin embargo, las mujeres con sobrepeso necesitan saber si una pérdida de su masa corporal reducirá su riesgo de cáncer o si éste está ya determinado por el peso que tenían en las edades tempranas de la vida.

En este sentido, los médicos del Hospital del Mar recuerdan que “ante el rápido incremento y posterior descenso de la incidencia de carcinoma endometrial en los años 70 y 80, con la instauración y posterior retirada de la terapia hormonal sustitutiva con estrógenos sin oposición con gestágenos, parece lógico suponer que los estrógenos actúan relativamente tarde en el proceso de la carcinogénesis y, por lo tanto, también lo hace la obesidad, como causante de una hiperestrogenemia endógena. Según esto, parece plausible que una pérdida significativa de peso en estas mujeres se acompañe de una reducción significativa del riesgo de tener un proceso neoplásico endometrial”.

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