CARDIOLOGÍA
JANO.es · 11 julio 2008
Al contrario de lo que ocurre en los pacientes sin disfunción ventricular izquierda, no inducen una reducción de la mortalidad total y arritmogénica
De acuerdo con las conclusiones de un trabajo publicado en el número de junio de la revista American Heart Journal, la administración de suplementos de ácidos omega-3 en pacientes con disfunción ventricular izquierda puede resultar pernicioso. No en vano, las evidencias han mostrado que los pacientes con insuficiencia cardíaca tienen alterado el perfil de ácidos grados de sus eritrocitos y unos niveles elevados de ácidos grasos omega-3. Y como constata la literatura, el índice de omega-3 de los eritrocitos es un factor pronóstico de arritmias ventriculares en esta población de pacientes.
En palabras del Dr. Matthias Wilhelm, de la Universidad de Erlangen (Alemania) e investigador principal del estudio, “es cierto que los estudios epidemiológicos han mostrado que los ácidos grasos omega-3 tienen un efecto protector para la muerte cardíaca súbita. Sin embargo, los suplementos de aceite de pescado parecen no inducir ningún efecto, ni siquiera una respuesta proarrítmica, en los pacientes con cardiopatía estructural y un desfibrilador automático implantable (ICD)”.
Es más, como apuntó el Dr. Wilhelm, “los modelos animales sugieren que los efectos electrofisiológicos de los ácidos omega-3 circulantes son diferentes de los que inducen los añadidos”.
El objetivo de los investigadores era evaluar cuándo los ácidos grasos omega-3 poliinsaturados añadidos (n-3 PUFAs) actuaban como factor pronóstico de arritmias ventriculares en 102 pacientes con ICD. Para ello, utilizaron la cromatografía de gases para analizar la composición de los ácidos grasos de los eritrocitos, tras lo cual calcularon el índice de omega-3 a partir de los ácidos eicosapentaenoico (EPA) y docosahexaenoico (DHA).
Comparado con 25 voluntarios sanos (grupo control), el perfil de ácidos grasos se encontraba significativamente alterado, y el índice basal de omega-3 significativamente elevado, en los pacientes con ICD (4,24% en el control vs. 5,12% en el grupo con desfibriladores). Tras un año de seguimiento, durante el cual se analizaron las arritmias ventriculares que requirieran terapia antitaquicárdica, se observaron episodios en el 12% de los pacientes en el cuartil más bajo de omega-3, así como en el 54% en aquellos en el mayor cuartil.
Por tanto, como concluyó el Dr. Wilhelm, “los beneficios asociados con los suplementos de ácidos omega-3, esto es, la reducción de la mortalidad total y arritmogénica en pacientes sin insuficiencia cardíaca, no puede trasladarse en aquellos con disfunción ventricular izquierda”.