CARDIOLOGÍA
JANO.es · 14 abril 2009
El consumo de ácidos trans y de alimentos con un alto índice glucémico resulta nocivo para la salud cardiovascular
Una revisión de estudios llevada a cabo por científicos del Instituto de Investigación de la Salud de la Población de la Universidad McMaster en Ontario (Canadá) sugiere que el consumo de vegetales y frutos secos y un patrón de dieta mediterránea se asocian con un menor riesgo de enfermedad cardíaca. El trabajo, publicado en el último número de la revista Archives of Internal Medicine (2009;169(7):659-669), señala también que el consumo de ácidos grasos trans y alimentos con un alto índice glucémico podría ser dañino para la salud cardiovascular.
Los investigadores realizaron una búsqueda sistemática de artículos que investigaban los factores dietéticos en relación con la enfermedad cardíaca publicados entre 1950 y 2007. Descubrieron un total de 146 estudios que examinaban los hábitos de un grupo particular de individuos (estudio prospectivo de cohorte) y 43 en los que los participantes se asignaban de forma aleatoria a una intervención dietética o a un grupo control (ensayos controlados aleatorizados).
Cuando los investigadores combinaron los resultados de los estudios y aplicaron un algoritmo predefinido identificaron una fuerte relación entre factores protectores como el consumo de vegetales, frutos secos y ácidos grasos monoinsaturados y patrones de dieta mediterránea y los factores dañinos como los ácidos grasos trans y alimentos con un índice glucémico elevado o patrones dietéticos occidentales.
Además, también descubrieron una ligera asociación entre el consumo de otros alimentos y vitaminas con el riesgo de enfermedad cardiaca como el pescado, ácidos grasos omega 3 de origen marino, folatos, cereales integrales, alcohol, frutas, fibra y las vitaminas E, C y el betacaroteno de la dieta.
En conjunto, los autores señalan que sus resultados apoyan una relación causal entre unas pocas exposiciones dietéticas y la enfermedad cardiaca coronaria mientras que en el caso del resto de alimentos las pruebas son muy débiles.
Según los investigadores, aunque los estudios sobre los componentes dietéticos podrían ayudar a arrojar luz sobre los mecanismos que subyacen a los beneficios de los patrones alimentarios, no consideran que la modificación en el consumo de unos pocos nutrientes o alimentos pueda realmente influir en la progresión a enfermedad coronaria.