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DERMATOLOGÍA

Pequeñas dosis de botulina neutralizan la hiperhidrosis

JANO.es · 25 julio 2011

Las causas por las que falla el mecanismo de control de la temperatura corporal no están del todo definidas, aunque sí se sabe que tienen un componente emocional.

El exceso de sudoración o hiperhidrosis es una patología que afecta a un 3% de la población y que causa un importante deterioro en la vida social y personal. Cuando este problema afecta a las axilas o a las palmas de las manos, el tratamiento con toxina botulínica es una buena opción. Según explicó la doctora Isabel Aldanondo, de la Unidad de Estética del Hospital USP San José, en el transcurso de una sesión informativa llevada a cabo en dicho centro, “en el caso de la hiperhidrosis axilar la toxina es un tratamiento seguro, eficaz y no presenta efectos secundarios”.
Pequeñas dosis de toxina botulínica inyectadas en la zona a tratar bloquean temporalmente los nervios que estimulan la sudoración. “Sin esta estimulación, la sudoración es imposible, de ahí la alta efectividad del tratamiento con toxina botulínica” asegura la dermatóloga del USP San José, que aclara que es necesario aplicar el tratamiento cada seis meses, pero a medida que se avanza en el tratamiento se pueden ir distanciando esas infiltraciones, en algunos casos hasta dejar de requerirse.
En los casos de hiperhidrosis, el sudor se presenta en exceso y de forma impredecible, sin un motivo aparente concreto, sin que se haya hecho ejercicio físico, sin sufrir momentos de tensión e incluso con bajas temperaturas. Las causas por las que falla el mecanismo de control de la temperatura corporal no están del todo definidas, aunque sí se sabe que tienen un componente emocional. Está comprobado que las personas que padecen hiperhidrosis no sudan por la noche, mientras duermen. Menos del 40% de las personas que lo padecen acuden a una consulta médica. Y quienes lo hacen son en su mayoría mujeres.
La sudoración es inducida por el calor o el ejercicio a fin de estabilizar la temperatura del cuerpo. Se lleva a cabo mediante la secreción de las denominadas glándulas sudoríparas ecrinas que, posteriormente, evaporan un fluido, el sudor. La densidad de estas glándulas varía de un individuo a otro y entre las diferentes partes del cuerpo. Así, en la espalda hay unas 64 glándulas/m2 mientras que en las axilas, palmas y plantas de los pies puede haber entre 600-700 glándulas/m2.

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