TABAQUISMO
SEPAR propone un modelo de financiación de los tratamientos antitabáquicos
JANO.es · 20 mayo 2008
Se basaría en contratos entre las industrias farmacéuticas y el sistema sanitario, y en el compromiso del fumador para dejar el hábito
Cada vez hay un mayor consenso sobre los beneficios cardiovasculares del consumo, siempre moderado, de alcohol. La Asociación Americana de Cardiología acaba de reconocer que los bebedores moderados tienen un riesgo entre un 40% y un 50% menor de sufrir cardiopatía isquémica que los abstemios, y son abundantes los estudios epidemiológicos que señalan que el consumo de bebidas con contenido alcohólico en adultos sanos tiene un efecto protector sobre la aparición y desarrollo de las enfermedades cardiovasculares. En conjunto, estos resultados sugieren que esta ingesta se asocia a una disminución del riesgo de infarto de miocardio y de otras complicaciones cardiovasculares.
“El consumo moderado de alcohol puede reducir la incidencia de cardiopatía isquémica en un 10-30% en los sujetos asintomáticos y en un 30-40% en pacientes con enfermedad coronaria ya demostrada”, explicó el Prof. Kenneth Mukamal, de la Harvard School of Public Health de Boston (EE.UU.). El Prof. Mukamal reconoció que existe una casi total unanimidad en que su consumo moderado reduce tanto la mortalidad cardiovascular como la incidencia de infarto de miocardio. “Además, también hemos visto efectos beneficiosos en la enfermedad vascular periférica”.
Un aspecto que debe ser matizado es, según el Prof. Mukamal, el concepto de consumo moderado: “la mejor definición viene dada por el número de gramos de alcohol. En este caso sería un máximo de 30 g/día para los hombres y 20 g en las mujeres. Creemos que sus efectos beneficiosos se producen cuando ese consumo es moderado y regular”. En este sentido, durante el III Update Alcohol y Salud, celebrado en el Hospital Clínic de Barcelona, se subrayó la necesidad de unificar criterios en cuanto a las recomendaciones sobre el consumo para adultos sanos.
Metabolizadores rápidos
La genética condiciona, en gran medida, los efectos del alcohol. El Prof. Mukamal recordó que los individuos que metabolizan más lentamente el alcohol en el hígado presentan mayores concentraciones plasmáticas de cHDL y, con ello, un mayor efecto protector que los metabolizadores rápidos. “Existen diferencias, no sólo de género (las mujeres son más sensibles a los efectos del alcohol sobre el organismo), sino también entre los individuos del mismo género en función de la carga genética que han heredado”.
Y si el consumo de alcohol parece ser beneficioso para la prevención de enfermedades cardiovasculares, ¿se puede recomendar su consumo? El Prof. Mukamal considera que ya que ha demostrado beneficios cardiovasculares “se debería recomendar; ahora bien, no hay que olvidar que también puede ser perjudicial”. Por eso, dice, no se puede emitir una recomendación global: resulta muy complicado apostar por el consumo de alcohol como una medida de salud pública cuando hay otras muchas, como una dieta adecuada o el ejercicio físico, que también son beneficiosas pero que no conllevan riesgo alguno. “Ahora bien, es justo decir que algunos adultos, especialmente los que tienen riesgo de cardiopatías, sí se van a beneficiar de ese consumo moderado”.
En cualquier caso, reconoce que nunca aconsejaría a una persona que nunca ha bebido que empiece a hacerlo por motivos de salud. “Los que no beben tienen suficientes razones como para no hacerlo –asegura–. Ahora bien, a aquellos que beben de forma ocasional nunca les digo que dejen de hacerlo, sobre todo cuando sus cifras de cHDL son bajas. Informamos que beber moderadamente con frecuencia puede ayudarles a elevar los niveles de cHDL”.
Mejor con polifenoles
En la jornada también se destacó que no todas las bebidas con contenido alcohólico parecen demostrar los mismos efectos. Aunque existen discrepancias, son varios los estudios que han señalado que las bebidas fermentadas de baja graduación (vino, cerveza, cava y sidra), ricas en polifenoles, tienen un mayor efecto protector que las pobres en estos compuestos.
De hecho, algunos efectos observados, como el aumento de la concentración sérica de cHDL, la reducción del fibrinógeno y la disminución de la capacidad y velocidad de oxidación de las partículas de cLDL, se atribuyen al etanol contenido en estas bebidas, mientras que otros efectos como la reducción de la concentración de las moléculas de adhesión linfocitarias y monocitarias –que retrasan la aparición de la arteriosclerosis– se deben al contenido no alcohólico de estas bebidas, principalmente a los polifenoles.
Estudio español El Servicio de Medicina Interna del Hospital Clínic de Barcelona ha iniciado una investigación para analizar los posibles efectos beneficiosos del consumo moderado de cerveza sobre el sistema cardiovascular y los efectos antiinflamatorios de su contenido en alcohol y polifenoles. Se trata de un estudio prospectivo aleatorizado y controlado sobre la eficacia de una dieta tipo mediterráneo en la prevención primaria de la enfermedad cardiovascular (PREDIMED), cuya muestra de 9.000 pacientes podrá proporcionar la evidencia científica de nivel suficiente (categoría I) para efectuar recomendaciones dietéticas a la población sobre los efectos beneficiosos de la dieta mediterránea en la prevención primaria de la enfermedad cardiovascular. |