PEDIATRÍA
Identificado un crecimiento excesivo de la amígdala en lactantes que posteriormente desarrollan autismo
Universidad de Carolina del Norte · 29 marzo 2022
Una investigación dirigida por científicos estadounidenses es la primera que demuestra el crecimiento excesivo de esta estructura cerebral en relación con el trastorno entre los 6 y 12 primeros meses de vida.
La amígdala es una pequeña estructura situada en las profundidades del cerebro que es importante para interpretar el significado social y emocional de la información sensorial, desde el reconocimiento de las emociones en los rostros hasta la interpretación de las imágenes de miedo que nos informan de los peligros potenciales de nuestro entorno. Históricamente se ha pensado que la amígdala desempeña un papel destacado en las dificultades de comportamiento social que son fundamentales en el autismo.
Los investigadores saben desde hace tiempo que la amígdala es anormalmente grande en los niños en edad escolar con autismo, pero se desconocía precisamente cuándo se produce ese agrandamiento.
Ahora, por primera vez, los investigadores de la red Infant Brain Imaging Study (IBIS) han utilizado imágenes de resonancia magnética (RM) para demostrar que la amígdala crece demasiado rápido en la infancia. El crecimiento excesivo comienza entre los 6 y los 12 meses de edad, antes de la edad en que surgen plenamente los comportamientos característicos del autismo, lo que permite el diagnóstico más temprano de esta enfermedad.
El mayor crecimiento de la amígdala en los lactantes a los que posteriormente se les diagnosticó autismo difería notablemente de los patrones de crecimiento cerebral de los lactantes con otro trastorno del neurodesarrollo, el síndrome del cromosoma X frágil, en el que no se observaron diferencias en el crecimiento de la amígdala.
Publicada en el American Journal of Psychiatry, esta investigación muestra que los niños con síndrome X frágil ya presentan retrasos cognitivos a los 6 meses de edad, mientras que aquellos que posteriormente serán diagnosticados de autismo no muestran ningún déficit en la capacidad cognitiva a los 6 meses de edad, pero presentan un declive gradual de la capacidad cognitiva entre los 6 y los 24 meses, la edad en la que se les diagnosticó el trastorno del espectro autista en este estudio.
Los lactantes que acaban desarrollando autismo no muestran diferencias en el tamaño de su amígdala a los 6 meses. Sin embargo, su amígdala empieza a crecer más rápido que la de otros lactantes (incluidos los que tienen síndrome X frágil y los que no desarrollan autismo), entre los 6 y los 12 meses de edad, y se agranda significativamente a los 12 meses. Este agrandamiento continúa hasta los 24 meses, una edad en la que los comportamientos suelen ser lo suficientemente evidentes como para justificar un diagnóstico de autismo.
"También descubrimos que la tasa de crecimiento excesivo de la amígdala en el primer año está relacionada con los déficits sociales del niño a los 2 años -comenta el primer autor, Mark Shen, de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill (Estados Unidos)-. Cuanto más rápido crecía la amígdala en la infancia, más dificultades sociales mostraba el niño cuando se le diagnosticaba autismo un año después".
Referencia: Am J Psychiatry. 2022;appiajp21090896. doi:10.1176/appi.ajp.21090896