DIABETES
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JANO.es y agencias · 30 mayo 2008
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Acabo de leer un libro muy interesante sobre el mundo del vino, una bebida que es capaz de apasionar y de humedecer a la vez nuestro paladar y nuestra alma, en expresión feliz del periodista y escritor francés Bernard Pivot, autor de este fabuloso Diccionario del amante del vino, editado en España por Paidós.
El famoso creador y presentador de programas como “Apostrophes” o “Bouillon de Culture” nos descubre, más como aficionado que como experto, toda su pasión por el vino, que le viene de una infancia entre viñedos en el Beaujolais, su tierra natal.
Me ha divertido mucho el capítulo en que el autor, en uno de los “Gluglú”, recuerda la célebre frase del emperador Adriano, en Memorias de Adriano, de Marguerite Yourcenar: “La pedantería de los grandes catadores de vinos me impacienta”.
Y es que los excesos verbales de algunos especialistas, cuando se pasan de la raya en la descripción de un vino, no aportan un mayor conocimiento, que es de lo que se trata, sino que incluso llegan a trivializarlo.
Al final, estoy con el autor: “Los buenos vinos son enigmas más o menos complejos”, por eso lo que está bien para el profesional, ya sea enólogo o sumiller, para el aficionado no pasa de ser un juego, me gusta o no me gusta, que a la postre es lo único que nos importa.
De la A a la Z, el autor va desgranando sus recuerdos, sus sensaciones y sus encuentros con grandes personalidades de la cultura. Y a los que amamos el vino nos ofrece una lección magistral sobre los grandes y en algunos casos míticos vinos franceses.
Hay apreciaciones realmente dignas de mención. En una botella de Burdeos, se encuentra la esencia de la viña, que es la que confiere la distinción a quien la posee. Y es que el viñedo une su nombre al château, aunque el edificio sea una humilde casita. Y naturalmente Borgoña, esa Borgoña histórica, que en todo el mundo tiene la imagen y la reputación y por supuesto el prestigio.
En el vino, el terruño y como dice Pivot, “las tripas geológicas”, marcan la historia en el mercado vinícola mundial.
Efectivamente el libro está lleno de anécdotas, protagonizadas todas por el vino. En estos tiempos en los que la palabra burgués no está muy bien vista, el Diccionario recoge dos excepciones, la cocina burguesa —¡cuánto la echo de menos!— y los vinos de Burdeos, también llamados burgueses.
El Diccionario del amante del vino no sólo me ha entusiasmado, sino que también me ha enseñado muchos aspectos del fascinante mundo del vino francés, aunque Bernard Pivot tampoco se ha olvidado de la España vinícola actual, de la que destaca que: “Con vinos de buena relación calidad-precio, tiene la oportunidad de situarse en el futuro como la primera potencia mundial del sector vitivinícola”.
Un piropo que no está nada mal, viniendo de un amante y enamorado del vino de su tierra.
Bernard Pivot. Paidós.
Diccionario del amante del vino.