CARDIOLOGÍA
JANO.es y agencias · 21 octubre 2008
El consumo elevado de alimentos fritos, aperitivos salados y carne roja aumenta hasta un 35% el riesgo, según un nuevo estudio canadiense
La dieta occidental, basada en alimentos fritos, aperitivos salados y carne roja, aumenta hasta un 35% el riesgo de infarto de miocardio, según un estudio de la Universidad McMaster y del Instituto de Investigación de Salud de la Población de Ontario (Canadá), que se publica en "Circulation".
Los investigadores identificaron tres patrones dietéticos de carácter mundial: "oriental", con alto consumo de tofu, soja y otras salsas; "prudente", alto en frutas y verduras; y "occidental", basada en un consumo elevado de alimentos fritos, aperitivos salados, huevos y carne.
Según el estudio, que ha analizado los patrones dietéticos en 52 países, el occidental sería el responsable de un 30% del riesgo de infartos de miocardio en el mundo. Por su parte, la dieta "prudente" se asoció con un menor riesgo cardíaco que la oriental.
Los investigadores analizaron el estudio INTERHEART, que documenta la asociación de varios factores de riesgo y la incidencia del infarto en alrededor de 16.000 participantes de 52 países. En concreto, en este trabajo los autores analizaron 5.761 casos de infarto de miocardio y los compararon con datos de 10.646 personas sin enfermedad cardíaca conocida.
Crearon un cuestionario para puntuar el riesgo, basado en 19 grupos de alimentos y ajustado a las preferencias dietéticas de cada país. Las entrevistas fueron realizadas por personal médico entrenado e incluían puntos sobre alimentos sanos, como frutas y verduras, y desaconsejables para la salud, como alimentos fritos y aperitivos salados.
Según explica la directora del estudio, Romaina Iqbal, "una puntuación dietética simple, que incluía tanto alimentos buenos y malos con la puntuación más alta, indicativa de una peor dieta, mostró que el 30% del riesgo de enfermedad cardíaca en una población podría estar asociada con una dieta no saludable".
Los resultados mostraron que las personas que consumían la dieta "prudente", con más frutas y verduras, tuvo 30% menos riesgo de infarto de miocardio, en comparación con las que comían poca o ninguna fruta o verdura. Aquellos individuos que consumían la dieta "occidental" presentaron 35% más riesgo de infarto de miocardio en comparación con las personas que consumían poco o nada de alimentos fritos y carne. El patrón "oriental" no mostró relación con el riesgo de infarto.
Los investigadores señalan que, mientras que algunos componentes del patrón oriental podrían ser protectores, otros, como el alto contenido en sodio de las salsas de soja, podrían aumentar el riesgo cardiovascular.
Concluyen que los datos del estudio ayudarán a confirmar que los cambios en el patrón dietético, incluyendo el consumo de más frutas y verduras, pueden ayudar a reducir el riesgo cardíaco en las poblaciones de todo el mundo.