SALUD PÚBLICA

La vacuna contra el VPH se implantará antes de 2010

JANO.es y agencias · 10 octubre 2007

La decisión ha sido tomada por unanimidad en el pleno del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud

Los notables daños que provoca el consumo de alcohol en la salud de los adolescentes, principalmente en los procesos del aprendizaje y la memoria, determinan que el consumo cero se presente como el único permisible en este segmento poblacional. No existe consumo responsable en los menores de edad, razón por la que, como una vez más han confirmado las conclusiones del informe de la Comisión Clínica del Plan Nacional sobre Drogas, se hace necesario implementar medidas y actuaciones dirigidas a proteger a una población incapaz de discernir sobre los peligros que entraña el alcohol.

Las cifras son contundentes: el consumo excesivo de alcohol es responsable del 6,8% de la "carga" de enfermedad en Europa occidental. Es más, en el año 2000 causó 1,8 millones de muertes en todo el mundo --esto es, el 3,2% del total de fallecimientos registrados en el planeta--, y se considera asimismo responsable del 9,2% de los años de vida que se pierden. En el caso de nuestro país, se corresponde con la sustancia psicoadictiva de mayor consumo, situación que, entre otras muchas consecuencias, se traduce en incrementos muy significativos de las tasas de siniestralidad vial, doméstica y laboral, y de la incidencia de numerosas enfermedades. Hasta 60 patologías como consecuencia, según describen diferentes estudios.

En este contexto, en ningún caso debe considerarse el vino la excepción que confirma la regla: como muestra el informe de la comisión, el daño no obedece a la naturaleza fermentada o destilada de cualquier bebida en particular, sino a la cantidad de alcohol que contiene. El vino es una bebida alcohólica y no, tal y como recogen las leyes vigentes, un "alimento natural". El peligro estriba, por tanto, en la cantidad consumida --cualquiera, por mínima que sea, en el caso de los menores.

De la misma manera, tampoco resulta permisible aludir a nuestra tradición vinícola, argumento que, por la misma razón, avalaría la ausencia de las necesarias actuaciones dirigidas a evitar el consumo de bebidas destiladas por los jóvenes y adolescentes de, a modo de ejemplo, las naciones caribeñas. Por ello resultan muy poco plausibles, cuando no directamente denunciables, todos aquellos oportunismos políticos en los que, con un carácter meramente populista, se cuestiona la conveniencia de una legislación --aún en forma de borrador de anteproyecto de ley-- que presenta como único objetivo procurar la salud de la ciudadanía.

En esta misma línea, la limitación de la publicidad se presenta como la medida preventiva más indicada --junto, lógicamente, a la ya vigente prohibición de la venta de bebidas alcohólicas a los menores-- para prevenir el consumo en adolescentes. Las presiones publicitarias, como establece la SESPAS en su documento de apoyo al borrador del ministerio, "no tienen nada de informativas y deben ser objeto de modulación como riesgos del entorno que superan la capacidad de respuesta de la persona". La publicidad presenta el alcohol como, amén de atractivo, exento de riesgos, y ha sido incluso capaz de modificar el patrón de consumo en los jóvenes. Es por ello que, a pesar de los últimos titubeos que ha mostrado la Administración, debe ser necesariamente analizada y regulada.

Por último, y ante la ausencia del puntual beneplácito político, únicamente cabe concluir que, dado el aval científico, la futura legislación ha encontrado el fuerte respaldo, con un consenso prácticamente absoluto, de los distintos colectivos de profesionales sanitarios. En total, los más de 100.000 facultativos de la Organización Médica Colegial y de las 78 principales sociedades científicas nacionales defienden, "ante la total ausencia de intereses comerciales y políticos", según dicta su manifiesto de apoyo, las medidas y actuaciones que contempla el Ministerio de Sanidad. La práctica de la salud pública se basa en la prevención. Y no resulta posible prevenir sin llevar a cabo medidas de intervención.