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Los nuevos tratamientos en enfermedades autoinmunes sistémicas permiten una atención más integradora, multidiana y multimodal

SEMI · 22 marzo 2022

Los especialistas reunidos en el I Simposio Multidisciplinar de Enfermedades Autoinmunes Sistémicas, celebrado en Madrid, coincidieron en resaltar que en los últimos años se ha registrado “un cambio en el paradigma clínico y de manejo de las enfermedades autoinmunes sistémicas, gracias a la diversificación e incremento del arsenal terapéutico disponible”, y analizaron las últimas novedades en el manejo y tratamiento de este tipo de enfermedades, con el fin de avanzar hacia un mejor diagnóstico y abordaje de las mismas.

En este encuentro, promovido por la Academia Española de Dermatología y Venereología, (AEDV), la Sociedad Española de Inmunología (SEI), la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI), la Sociedad Española de Nefrología (S.E.N.), la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) y la Sociedad Española de Reumatología (SER), se dieron cita 800 especialistas para analizar novedades en el campo de las enfermedades autoinmunes y reivindicar la necesidad del abordaje multidisciplinar.

En la sobre tratamientos, moderada por José Salvador García Morillo (SEMI) y Esther Ruiz Lucea (SER),se analizaron los principales avances terapéuticos en este tipo de enfermedades. En palabras de García Morillo, coordinador del Grupo de Trabajo de Enfermedades Autoinmunes Sistémicas de SEMI (GEAS- SEMI) y también coordinador de la Unidad de Enfermedades Autoinmunes Sistémicas del Servicio de Medicina Interna del Hospital Virgen del Rocío (Sevilla), en los últimos años “ha habido un cambio en el paradigma clínico y de manejo de las enfermedades autoinmunes sistémicas (EAS), gracias una diversificación e incremento del arsenal terapéutico, pudiendo abordarse las enfermedades inmunomediadas desde diferentes dianas terapéuticas, además de la supresión global de la inmunidad, para evitar o mejorar los fenómenos de autoinmunidad y autoinflamación.

"El tratamiento biológico –declaró este especialista- es una de las nuevas alternativas en nuestro vademécum terapéutico y ha llegado para quedarse, puesto que ya es el presente en el tratamiento de muchas de las enfermedades inmunomediadas. El bloqueo selectivo de dianas de nuestro sistema inmune, con estos fármacos, permite reducir la posibilidad de efectos secundarios, más concretamente la reducción en la incidencia de infecciones habituales y oportunistas, que clásicamente se habían relacionado con el tratamiento inmunosupresor”.

Asimismo, García Morillo también subrayó que “las nuevas opciones biológicas de tratamiento y el mayor conocimiento y utilización de estos nuevos tratamientos han supuesto una mayor experiencia, mejoras en el grado de control y remisión de las enfermedades inmunomediadas, mejorando la calidad de la vida de los pacientes”. Además, “este grupo de fármacos –añadió- ha permitido conocer mejor las bases fisiopatológicas de las enfermedades autoinmunes sistémicas, incluso se han empleado en procesos infecciosos que estimulan este sistema inmune y que remedan situaciones que pueden simular procesos de activación, o de desregulación de células defensivas o citoquinas inflamatorias como ocurre en el COVID-19. En esta entidad, tanto los inhibidores de la IL- 6 como los inhibidores de la JAK quinasa, ha supuesto una oportunidad de tratamiento, y han sido utilizados demostrando reducir las complicaciones y la mortalidad asociada a la infección por el COVID19. El uso extendido de ellos, en esta pandemia, nos ha traído un cuerpo de evidencia considerable en cuanto a eficacia y seguridad, que posiblemente pueda ser extendido a nuestros pacientes con enfermedades autoinmunes sistémicas”.

“La aparición de estos nuevos tratamientos –prosiguió el especialista- y la recuperación de 'viejos' tratamientos inmnoduladores han permitido una atención terapéutica más integradora, multidiana y multimodal, lo que junto con una atención sanitaria más interdisciplinar por las especialidades médicas implicadas, han llevado a un aumento de la supervivencia, de la calidad de vida y de las tasas de remisión clínica de los pacientes con EAS”.

Ricardo Blanco Alonso, del Servicio de Reumatología del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla de Santander (Cantabria) disertó sobre “Inhibidores de JAK en las enfermedades autoinmunes sistémicas: evidencia actual”. Afirmó que, “de la misma forma que ocurrió en su momento con los fármacos biológicos, los inhibidores de JAK han representado un escalón terapéutico importante en el tratamiento de las enfermedades inmunomediadas. Las patologías más prevalentes de reumatología en las que se ha demostrado su eficacia han sido la artritis reumatoide, la artritis psoriásica, o las espondiloartritis.  Además, también varios de los fármacos inhibidores de las JAK tras los correspondientes ensayos clínicos randomizados han conseguido indicación en esas patologías más prevalentes”.

Blanco Alonso incidió en que, “en cambio, en otro grupo de enfermedades inmunomediadas sistémicas, como diversas conectivopatías, sarcoidosis, uveítis, o vasculitis, estos fármacos también podrían ser de utilidad. Al tratarse de patologías menos frecuentes es compleja la realización de ensayos clínicos randomizados, y por lo tanto el conseguir la indicación en estas patologías. El racional patogénico de las mismas pone de manifiesto que estos fármacos podrían ser de utilidad, y la comunicación o publicación de series de casos también así lo pone de manifiesto. Por lo que es importante seguir en esta vía de investigación para, si los ensayos demuestran su eficacia, poder tener terapias para estas enfermedades menos prevalentes, pero que pueden tener graves desenlaces en estos pacientes”.

Por su parte, Eva Chavarría Mur, coordinadora del Grupo Español de Enfermedades Autoinmunes y Sistémicas (GEDEAS) de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), destacó que “en pacientes refractarios a los tratamientos convencionales se están investigando nuevas líneas terapéuticas, como los inhibidores de las JAK kinasas, los inhibidores de las interleuquinas 17 y 23, que son tratamientos que ya se están empleando en otras enfermedades dermatológicas como la psoriasis y la dermatitis atópica”.

Chavarría explicó que “actúan inhibiendo ciertas vías de señalización y bloqueando el efecto proinflamatorio de interleuquinas liberadas por los linfocitos T, y esperamos tener resultados pronto de algunos ensayos clínicos que ya se están realizando”.

Por su parte, Claudia Valenzuela, neumóloga y coordinadora del Área de Enfermedades Pulmonares Intersticiales Difusas (EPID) de SEPAR, quiso destacar el papel de los antifibróticos en la fibrosis pulmonar asociada a EAS. “Diferentes EAS pueden desarrollar en algún momento del curso de su enfermedad fibrosis pulmonar que se perpetúe de manera independiente  tras el mecanismo inicial inmunomediado, esta fibrosis pulmonar produce  desestructuración del parénquima pulmonar de forma progresiva y mal pronóstico con aumento de la mortalidad”, señaló.

“Las EAS que con mayor frecuencia se asocian a fibrosis pulmonar son la esclerosis sistémica y la artritis reumatoide. En cuanto al rol del tratamiento antifibrótico, los resultados del estudio INBUILD han mostrado reducir  la progresión en la EPID fibrosante progresiva no FPI. En  este ensayo clínico aproximadamente un 26 por ciento de los pacientes presentaban EPID fibrosante progresiva asociada a EAS. Los resultados del estudio SENSIS, a su vez, han demostrado al eficacia de nintedanib para reducir la progresión de la EPID fibrosante asociada a esclerosis sistémica”, resaltó, al tiempo que avanzó que “recientemente el nintedanib ha sido aprobado por la FDA estadounidense y por la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) para el tratamiento de pacientes con EPID, no FPI, con fenotipo fibrosante progresivo y para los pacientes con EPID fibrosante asociada a esclerosis sistémica”.

Por su parte, Sara Calleja, de la Unidad de Inmunología del Complejo Asistencial Universitario de León y miembro de la Sociedad Española de Inmunología (SEI), comentó que “las inmunoglobulinas o anticuerpos son unas proteínas producidas por el sistema inmunitario. Su administración exógena, como terapia, se viene utilizando desde hace décadas, siendo sus usos principales de dos tipos. El primero, como tratamiento de reemplazo o sustitutivo en inmunodeficiencias primarias y secundarias. En segundo lugar, por su capacidad antiinflamatoria, en algunas enfermedades autoinmunes e inflamatorias”.

Del mismo modo, Calleja resaltó que “las nuevas vías de administración, o la aprobación de nuevas indicaciones en su uso, han ido marcando la evolución de la aplicación de este tratamiento. Sin embargo, su carácter de hemoderivado, limita su disponibilidad, siendo esta una dificultad relevante en los últimos años”.

Por último, Patricia de Sequera, presidenta de la Sociedad Española de Nefrología (S.E.N.), puso de relieve que el tratamiento de las EAS requiere un manejo multidisciplinar, alta especialización y el uso de fármacos inmunosupresores y biológicos. “Cuando se afecta el riñón, los objetivos del tratamiento son preservar la función renal a corto y largo plazo, prevenir las recidivas, alargar la supervivencia de los pacientes y retrasar o evitar el desarrollo de insuficiencia renal crónica y su necesidad de terapia renal sustitutiva (TRS)”.

“El papel de los nefrólogos trabajando conjuntamente con otros especialistas –añadió- es fundamental en aquellas enfermedades autoinmunes que afectan al riñón. En los últimos años, el tratamiento con anticuerpos monoclonales ha aumentado de forma exponencial, adquiriendo especial importancia en aquellos pacientes con enfermedades de etiología autoinmune que son refractarios a la terapia estándar”.

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