TABAQUISMO
Las muertes por el tabaco pueden ser 10 millones en el año 2030
JANO.es · 12 noviembre 2007
Una representante de la Fundación Pulmonar Mundial advierte de que el hábito de fumar está cada vez más extendido en el planeta
Hay una especie de bibliofilia que me parece una perversión. Entiendo perfectamente a una persona que admirando la obra de un autor, se dedique afanosamente a buscar primeras ediciones de sus textos, bucear el librerías de viejo, en mercadillos, en internet, tratando de hacerse con libros que tienen más un valor sentimental que real. Conozco a ese tipo de individuos que capaces serían de dejar su fortuna por hacerse con un ejemplar dedicado por el escritor. Pero hay otra forma de bibliofilia que, como digo, se me antoja perversa, y un ejemplo son las 25 maletas que lady Foster hizo, a 75.000 euros cada una, con facsímiles de las obras de Francis Bacon. Me imagino a ese Bacon homosexual, alcohólico, que vive deliberadamente al margen de la sociedad —aunque a partir de los años sesenta del siglo pasado su cotización era ya disparatada—, soportando su gloria en manos de 25 privilegiados que han podido pagar tan exagerada cantidad y que seguramente tienen ese legado como adorno, inversión o signo de poder económico. En el aniversario de la publicación del Quijote una editorial se sumó a la orgía cervantina sacando al mercado una edición de la novela al precio de 6.000 euros. Eso es lo que llamo bibliofilia perversa. Si Bacon, desde donde quiera que esté, pudiera elegir, no creo que desease eternizar su gloria en 25 maletas seleccionadas para compradores distinguidos; no lo sé. A lo mejor, como broma última, no le desagradaría. ¿Cervantes a 6.000 euros? Tal vez yo sea un romántico (acaso los que amamos la literatura lo seamos todos) pero no me parece a mí que la cultura sea ese alarde que aprecia a Bacon o a Cervantes como a un vino hallado en las bodegas de un barco hundido en el siglo XVIII por el que se paga un fortunón para no abrirlo jamás, sólo por el placer demoníaco de enseñarlo a los invitados cuando acudan a casa para hablar de alta costura, caza del zorro, yates, cotizaciones bursátiles y demás insidias metafísicas. Bacon y el índice Dow Jones. Cervantes y el Rolls. Algo no encaja en esos dúos. Y no son ni Bacon ni Cervantes. Los cuadros de Bacon están para perseguirlos en exposiciones, los libros de Cervantes para leerlos aunque sea en ediciones baratas (la primera, aquella añeja y casi ilegible de Austral). Lo otro es más una cuestión de tacto que de amor por los cuadros o por los libros. A este paso, cualquier día alguien sacará al mercado un cedé con la Sinfonía n.º 2 de Sibelius en oro, a 10.000 €. Y tan felices.