ONCOLOGÍA
Obesidad y cáncer colorrectal femenino
JANO.es · 16 octubre 2007
El exceso de peso constituye el principal factor de riesgo de este tipo de tumor entre las mujeres, por encima del tabaquismo
Las enfermedades cardiovasculares (ECV) constituyen la primera causa de muerte en el mundo. Casi 20 millones de personas fallecen cada año como consecuencia directa de un proceso cardiovascular, uno de cada 3 fallecimientos. Para hacernos una idea de la magnitud del problema, baste pensar que cada 4 segundos se produce un ataque cardíaco en algún lugar del mundo y cada 5 un ictus.
También en la población española las ECV constituyen la primera causa de muerte. En el año 2004, último del que se dispone de datos completos, provocaron 123.867 fallecimientos, lo que representa el 33,3% de todas las defunciones, con una tasa bruta de mortalidad de 290 por 100.000 habitantes.
La cardiopatía isquémica es la ECV que ocasiona en nuestro país el mayor número de muertes --31% del total, un 40% en varones y un 25% en mujeres--. Y, dentro de ésta, el infarto agudo de miocardio es la más frecuente, con un 61% de las muertes --62% en los varones y 58% en las mujeres--. Aunque la incidencia de los infartos agudos de miocardio en la población de 25-74 años se mantiene estable, se estima que en el inmediato futuro cada año aumentará en torno al 1,5% el número de casos de infarto y angina debido al envejecimiento de la población.
Además del impacto sobre la salud y la calidad de vida de los ciudadanos, la cardiopatía isquémica es responsable de importantes costes, tanto directos como indirectos, así como de pérdidas elevadas de productividad laboral. Se estima que los costes suponen 2.000 millones de euros anuales en nuestro país.
Sin embargo, y a pesar de estos datos, los expertos coinciden en que la cardiopatía isquémica es prevenible de forma integral: en primer lugar, desde antes de que ocurra, siguiendo hábitos de vida saludables --los expertos insisten en que cerca del 75% de las causas de estas enfermedades está relacionado con factores como tabaquismo, sedentarismo, hipertensión, diabetes u obesidad--; en segundo lugar, mediante la detección precoz y, finalmente, son prevenibles también sus impactos negativos una vez que se ha manifestado la enfermedad. Por eso, la prevención de la cardiopatía isquémica tiene gran valor añadido, ya que también supone la prevención de otras enfermedades vasculares y de otro tipo.
Estos son los contundentes argumentos que han llevado al Ministerio de Sanidad y Consumo a elaborar la Estrategia en Cardiopatía Isquémica del Sistema Nacional de Salud. Los trabajos para la elaboración de este texto se iniciaron en 2002. Un año más tarde, el pleno del Consejo Interterritorial aprobó el Plan Integral de Cardiopatía Isquémica. Sobre esta base, y con el objetivo de lograr la máxima eficiencia de los objetivos propuestos y de ajustarlos al ámbito competencial de las diferentes administraciones, los expertos de las sociedades científicas y los técnicos del ministerio y de las comunidades autónomas han realizado una priorización de objetivos y de medidas a desarrollar. Esta priorización se ha llevado a cabo en función de criterios de evidencia, impacto, oportunidad, factibilidad y posibilidad de evaluación mediante un sistema de información para el conjunto del Sistema Nacional de Salud.
El resultado de este trabajo es la estrategia aprobada en el Consejo Interterritorial celebrado en Madrid el pasado 28 de junio, encaminada a asegurar una atención de calidad a los pacientes en condiciones de igualdad en todo el territorio nacional.
La Estrategia, estructurada en torno a 5 áreas de intervención --promoción y protección de la salud, asistencia a pacientes, rehabilitación, investigación y evaluación--, establece 11 objetivos y 24 indicadores.
Las líneas maestras se proponen reforzar la prevención, la investigación, mejorar el diagnóstico precoz, el tratamiento y la atención a los pacientes. En un plano más concreto, uno de los objetivos fundamentales es reducir la demora desde la aparición de los síntomas hasta que se formula la solicitud de asistencia sanitaria y proporcionar asistencia in situ con capacidad de desfibrilar en el menor tiempo posible. Pretende asimismo ofrecer a los pacientes transporte rápido al hospital con personal capacitado y equipamiento adecuado, reducir las tasas de mortalidad de la angioplastia y de la cirugía coronaria y aumentar la supervivencia del trasplante cardíaco.
Un elemento clave de la Estrategia en Cardiopatía Isquémica es la evaluación de su desarrollo, implantación e impacto sobre la salud de los ciudadanos. Una primera evaluación global se realizará dentro de 2 años. Para entonces, una medida necesaria como ésta deberá ya arrojar datos y claves relativas a la mejora de la situación.